De Atocha a Anoeta
Alestadio de Anoeta le están lavando la cara. Uno de sus fondos ha sido derribado para construir una nueva grada mucho más cerca del terreno de juego, para que de esta manera los futbolistas puedan sentir mucho más próximo el aliento del público. Cuando en 1993 fue inaugurado el nuevo estadio donostiarra se tuvo la sensación que iba a ser un alivio para los equipos visitantes gracias a la pista de atletismo que circunvala al rectángulo de juego, que lo alejaba considerablemente de las gradas. Con ello la Real perdía buena parte de aquel carácter intimidatorio que durante tantos años le concedía el vetusto campo de Atocha, donde los espectadores casi podían tocar a los futbolistas con la mano cuando estos se acercaban a las bandas.
Allí fue donde los Arkonada, Gajate, Zamora, Satrústegui, López Ufarte y compañía escribieron la leyenda de la conquista de dos Ligas consecutivas a principios de los ochenta y donde el Barça se solía atascar en sus visitas. Rexach suele recordar con nostalgia las dificultades que suponía jugar en aquel escenario y más cuando el césped estaba embarrado. Anoche llovió copiosamente en Donosti pero el excelente drenaje de Anoeta no dificultó en ningún momento la circulación del balón. El Barça en un gran segundo tiempo fue capaz de levantar un 2-0 adverso que parecía condenarle nuevamente en su visita al feudo “txuri urdin”, donde se rompió el maleficio de toda una década sin ganar. La remontada permite a los de Valverde descolgar de diecinueve puntos al Real Madrid, cerrar invictos la primera vuelta y ser el único equipo en Europa sin conocer la derrota, tras ver al City de Guardiola perder en Anfield... ¿Quién da más?