Razones para Valverde
Aleix vive en un laberinto del que hay que ayudarle a salir. Denis está atrancado. Digne tapa a uno del filial. El Barça B le queda pequeño a Aleñà, pero el primer equipo aún le viene grande...
Nadie, ni siquiera un equipo invicto, puede aspirar a seguir manteniendo esa condición si juega el partido de hoy pensando más en el partido de mañana. Desde el origen. Desde la alineación del entrenador hasta la motivación de los futbolistas. Incluyendo a varios de los que sabiéndose en el escaparate, y deseando salir en el mercado de invierno, no arriesgaron más de lo necesario. Puede que el derbi fuese su último partido en el Barça, pero no su último partido. Lógica posición conservadora.
Y es que puede entenderse que Valverde trate de contentar a todo el mundo (enseñando producto a los compradores) y ofrezca minutos a todo el que merezca un mínimo de confianza. No pueden jugar siempre los mismos. Sería quemarlos sin ninguna necesidad pero, como es obvio, los cambios implican afectaciones a los automatismos de los titulares y a la calidad colectiva. Y el derbi fue palpable. El equipo, el entrenador y los jugadores parecían tener otras prioridades. El partido decisivo no era ese. Era el de vuelta. Ese se podía perder sin que pasase nada grave. La cosa podía y debería tener remedio en el estadio.
En cambio, el que no se puede perder es el del día 4 en Liga. Ahí, en la nueva e inmediata visita al estadio del Espanyol, seguro que veremos otra alineación, otra actitud, otro planteamiento. Lo que se pierda el 4 de febrero, si se pierde algo, será irrecuperable y el Barcelona, por muy líder que sea en Liga, no está en condiciones de hacer concesiones a nadie.
El Espanyol, por su parte, se centró el miércoles sobre la idea de llegar vivo al Camp Nou y lo consiguió. Procuró no encajar y, si sonaba la flauta, marcar. Y se cumplió a rajatabla el objetivo de Quique Sánchez Flores. En cuanto a la alineación de Ernesto, extraña por ser tan ampliamente interpretable en función del dibujo que quisiese interpretar, el despliegue le permitió cargarse de razones para explicar a quien no lo entienda por qué elige a los que suele elegir.
Y es que los que no acostumbran a jugar con Valverde demostraron por qué son más ausentes que presentes. Fueron actuaciones que exigen manos a la obra a los que se dedican aligerar la plantilla. Ahora mismo, o en verano, hay que tomar decisiones con futbolistas. Digne, excelente persona y buen jugador, no es lo bastante bueno como para hacer sombra a Jordi Alba .Asunivel, esa plaza tiene que ser para un Marc Cucurella ,un Juan Miranda, un, en definitiva, lateral del filial. No se puede invertir más tiempo ni perder más dinero con el francés.
Un poco más arriba está Aleix que, por lo que sea y desde que llegó, nunca ha sabido si va o viene. Su irresoluble laberinto merece que le ayuden a encontrar la salida. Algo parecido a lo que está sucediendo con Denis. Ahora mismo es intransferible, pero tampoco se le ve que progrese adecuadamente. Al igual que el resto de los citados, si su papel es testimonial, es que su aportación es irrelevante. Prescindible.
Y luego está lo de Aleñá. El chico apostó por el Barça y sigue en fase de formación. Puede que el filial le quede pequeño, pero el primer equipo todavía le queda grande. Nunca le ajustará el traje si no define las medidas de su estirón. Este chaval necesita salir a jugar minutos de calidad para volver a casa con el másters en fútbol de élite que necesita. ¿Y Rafinha? Volvió a jugar y eso es lo mejor