Mundo Deportivo

A un palmo de la salsa choke

El central colombiano cumplió en su debut como titular y rozó con un gran cabezazo el gol de la victoria

- Javier Gascón

El Barça-Getafe comenzó con todo los ojos puestos en Yerry Mina. Unos tenían ganas de animarle en su debut como titular porque ha transmitid­o energía positiva desde su aterrizaje. Otros le examinaban con lupa porque ponen bajo sospecha todo lo que es diferente. En los últimos minutos, ya nadie estaba pendiente del colombiano y las miradas se repartían entre los delanteros que no encontraro­n el gol. Fue la mejor señal de que hizo bien su trabajo en su estreno en el Camp Nou. Incluso rozó el gol de la victoria.

El Getafe, consciente de que Yerry Mina podía tener carencias en la salida del balón, le dejó los metros de libertad en la presión que le negó a Rakitic y Busquets, quienes se alternaron para incrustars­e entre los centrales con el objetivo de facilitar la fluidez en el juego desde atrás. Incluso Digne tuvo más vigilancia que el colombiano. Le flotaron, como en el mundo del baloncesto, con el objetivo de que se precipitar­a en un pase interior o que se animara con alguna aventura ofensiva con el balón controlado que dejara su zona desguarnec­ida en caso de pérdida.

Una frivolidad que no repitió

Al principio cayó en la trampa, especialme­nte al atreverse con un pase mirando al tendido que una vez intercepta­do hizo correr a todo el equipo hacia atrás. Fue una frivolidad que no repitió. Quiso ser Laudrup y se quedó en Rochemback en un segundo. Advertido desde la banda por Valverde y en el campo por sus compañeros del riesgo que corría, ya fue más prudente en el resto del partido. Sabia decisión.

Poco a poco, el ex defensa del Palmeiras se fue sintiendo más cómodo en el centro de la zaga pese a la evidente falta de compenetra­ción con Digne. Quizás pecó de lentitud en la elección del pase, pero se le pedía que lo hiciese fácil y cumplió. Y en defensa demostró que tiene potencia para achicar espacios y un punto de calma necesaria para no cometer penaltis, un peligro cuando su envergadur­a coge velocidad. Así fue importante en dos acciones ante el rapídisimo Ángel, una en cada parte. En la primera, en el 40’, aguantó los dos recortes del delantero del Getafe para acabar desviando su disparo a córner en un mano a mano dentro del área grande. Y en la segunda, en el 61’, fue providenci­al al leer el regate hacia fuera que Ángel le iba a hacer a Ter Stegen y le tapó la portería para evitar el 0-1.

Intimidó por arriba

Pero fue en ataque cuando Yerry Mina estuvo a punto de convertirs­e en el inesperado héroe. Subió siempre para rematar con sus 195 centímetro­s los saques de esquina y las faltas laterales. Y en tres ocasiones llegó a conectar el remate. Algo forzado, con la izquierda tras un rechace, estrelló el esférico en la espalda de un defensa en la primera parte. Y tras el descanso buscó el 1-0 con dos cabezazos, uno demasiado centrado a las manos de Guaita tras una falta sacada por Messi. Y otro que ya se cantó como gol cuando cruzó de arriba abajo, con potencia y colocación, un testarazo que no entró por un palmo tras un córner de Dembélé. La celebració­n bailando salsa choke tendrá que esperar.

Para que no todo fueran alabanzas, también fue protagonis­ta de la última acción, en el 93’, tras cometer una falta en el salto con Jorge Molina que le costó una amarilla (la primera en España) y, mucho peor, una última ocasión del Getafe que Ter Stegen evitó al desviar el lanzamient­o de Antunes. Deberá aprender en la Liga a saltar con los brazos pegados al cuerpo o se las pitarán todas porque su enorme tamaño lo hace todo más visible

En defensa evitó un gol de Ángel cuando el delantero ya había driblado a Ter Stegen

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FOTO: PERE PUNTÍ Yerry Mina muestra su poderío aéreo en un salto con Gaku El colombiano vio su primera amarilla en la Liga en el último minuto

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