El equipo de Ziganda sigue sin arrancar esta campaña
Varias son las claves que explican la frustrante temporada del cuadro rojiblanco
San Mamés despidió el pasado jueves a su equipo con una sonora bronca. Las cartulinas que habían servido antes del duelo frente al Marsella para formar un mosaico en las gradas del estadio bilbaíno acabaron haciendo de pañuelos en esta improvisada protesta de los aficionados. No es la primera vez esta temporada que Ziganda y sus leones escuchan algo parecido.
El técnico navarro no ha acabado de dar con la tecla adecuada para que su Athletic funcione como en los años anteriores de Valverde. El equipo bilbaíno quiere, pero apenas puede. Unos apelan a las importantes bajas sufridas a lo largo de la temporada (Muniain, operación de Beñat, lesiones de larga duración de De Marcos y Balenziaga y recaída de Yeray, entre otras), otros a la propuesta un tanto conservadora de su actual míster, los hay que también apuntan a que Aduriz y Raúl García, dos hombres llamados a marcar diferencias, no acaban de ser lo que habían sido hasta hace poco, algunos inciden en el pobre estado físico de los leones y también hay quien no deja de lado lo vivido con Arrizabalaga e incluso aducen la marcha de Laporte y la llegada de Iñigo Martínez. Lo cierto es que el equipo bilbaíno, por unas u otras causas, no acaba de carburar.
Ziganda ha realizado un sinfín de apuestas en busca de la reacción del Athletic. Desde devolver a De Marcos a la media punta, situar a Susaeta por detrás del delantero centro, mover de posición a Williams, llegar a recurrir a la defensa de cinco con tres centrales, variar de 4-2-3-1 a 4-1-4-1, 4-4-2 o incluso 5-4-1, pero el equipo bilbaíno sigue sin reencontrarse. Mal en Liga, muy mal en Copa y justito en Europa