Miedo escénico del Girona
El conjunto de Machín no gana en los ‘estadios Champions’
El Girona compitió como lo hace siempre y hasta consiguió algo complicado como es poner nervioso a la afición blanca durante unos minutos, pero está vez tampoco pudo ser y los de Machín siguen pendientes de recuperar la asignatura de ganar en los ‘campos Champions’. El empate en el Wanda es lo único que han podido sacar los catalanes, que cayeron por la mínima en el Sánchez-Pizjuán, pero salieron goleados del Camp Nou y del Bernabéu.
El anochecer empezaba a caer en Madrid y en los alrededores del Bernabéu la sensación de tranquilidad era absoluta. Los aficionados blancos paseaban por las afueras de Chamartín con total normalidad y, conocedores de la victoria del Barça, afrontaban el encuentro sin una motivación muy clara más allá de vencer a un recién ascendido que le pasó por encima en el partido de ida y cuando la Liga estaba en juego.
El estadiio empezó a llenarse con cuentagotas. Las caras de los jugadores del Girona al saltar al césped para el calentamiento demostraban concentración, al mismo tiempo que admiraban las gradas del Bernabéu, por aquel entonces prácticamente vacío.
El ambiente no era caliente, ni de lejos parecido a lo que puede ser el feudo blanco en las grandes ocasiones. Antes del pitido inicial de Gil Manzano, los poco más de trescientos espectadores gerundenses se dejaron escuchar con cánticos a favor de su equipo. Cuando el balón echó a rodar la historia cambió y los blancos, que cuajaron unos veinte primeros minutos excelentes, se pusieron por delante en el marcador gracias a Cristiano, que acabaría con el encuentro con cuatro goles.
Dicen que quien advierte no es traidor, y eso es lo que hizo el Girona. La zurda de Granell, sin duda una de las mejores de la Liga, volvió a conectar con la mejor cabeza de la competición, la de Stuani, que con su tanto, hizo creer en la hazaña a su afición y también a su entrenador Pablo Machín, que lo celebró con rabia desde el área técnica.
El sueño de puntuar en el Bernabéu se evaporó rápidamente. En una segunda parte completamente loca, madrileños y catalanes se dedicaron a intercambiarse golpes en forma de tantos. El Girona no bajó los brazos en ningún momento y sacó a relucir su orgullo mediante Granell o Portu, que lo intentaron hasta el final, pero ni los tres goles de estrategia sirvieron para poder sacar algo de Chamartín. Queda claro que, para hacerse aún más grande, a este equipo le falta vencer en el campo de uno de los grandes
Solo ha sacado un empate en el Wanda y ha caído ante Sevilla, Barça y Madrid