Mundo Deportivo

Messi desvela sus secretos

El crack explicó cómo cambió su fútbol y detalló algunos detalles biográfico­s en una entrevista en Argentina

- Marcelo Sottile

Leo Messi es el yerno ideal. Exitoso, educado, sencillo, familiar. Lo quiere en todas las partes del planeta. El que anda en botines y el otro también. Él mismo lo siente. Aunque no lo dirá así -no sonaría Messi en su discurso medido- hay cosas que hacen que se dé cuenta... “En cualquier parte del mundo están esperando que Argentina salga campeón del mundo y se me dé. Es impresiona­nte. Pero estoy intentando vivir el día a día y no quemar etapas hasta junio”,diceyrápid­amente frena como en la cancha el crack.

Hoy está más maduro. No cuenta hasta tres sólo para llevarse mil pelotas a su casa por los hattrick. También acaba de nacer su tercer hijo varón: “Lo que más me hace olvidar de todo es jugar con ellos. Estar con mi familia hace que todo lo demás fuera secundario. Por supuesto, no me gusta perder, no me gusta ni empatar. Pero lo tomo de otra manera. Hay cosas más importante­s que un resultado. Al final es un juego: todos queremos ganar, ser campeones y ser los mejores. Pero el fútbol está lleno de sorpresas. En el fútbol no siempre gana el mejor. Aprendí que no siempre se puede ganar”. Puede sonar a frase hecha. Atención: no lo es en un animal de la competenci­a como es Leo.

Hay otras cosas que lo marcan más maduro. Hasta su juego. Igual de letal, distinto en la lectura para el equipo. Como él mismo lo confesó en la entrevista con La Cornisa, por América TV en Argentina: “Antes agarraba la pelota e intentaba hacer mi jugada. Hoy intento hacer jugar más al equipo. Que la pelota pase más por mí y no ser tan definidor, tan egoísta entre comillas. Sigo corriendo como lo hice siempre, pero de distinta manera”.

Messi también habló de varios episodios de su biografía. Uno de ellos tuvo que ver con el tratamient­o de hormonas al que fue sometido cuando era niño, factor clave en su fichaje por el Barcelona. “Me inyectaba en las piernas cada noche. Empecé a los 12 años. Era algo que no me impresiona­ba. Primero me pusieron las inyeccione­s mis padres desde que tenía 8 años hasta que aprendí yo. Era una aguja chiquita. No me dolía, era algo rutinario que tenía que hacer y lo hacía con normalidad”, describió. En aquella época, la aclimataci­ón de Messi a su nueva ciudad, Barcelona, resultó más sencilla para él que para su familia. “Mis hermanos querían volver a Argentina y se volvieron al tiempo. Mi hermana era chiquita y le costó mucho adaptarse al colegio y mi papá y mi mamá tomaron la decisión de volver. Nos quedamos solos con mi papá y me preguntó, ‘¿Qué hacemos? Tú tienes la decisión’. Yo le dije ‘me quiero quedar’, convencido a pesar de lo difícil que FOTO: MANEL MONTILLA era. Pero vi que la posibilida­d (de triunfar en el Barça) era real”.

A Messi le sobra talento como pa- ra pensar más en sus pies que en su barriga. Pero hasta eso cambió para ser el mejor al llegar a ser el mejor... “He comido mal muchos años. Ya con 22, 23... Le daba a los chocolates, alfajores, gaseosa. Ahora como bien. De todo pero ordenado. De vez en cuando un poco de vino tampoco me hace mal. Noté mucho el cambio con el tema de los vómitos. Se dije- ron muchas cosas. Al final me aco- modé y no pasó más”, relató el ‘10’.

“¿Cuándo fue la última vez que lloré? Lloré de alegría cuando nació Mateo, mi segundo hijo. El de Thia- go fue un parto complicado. El de Mateo, en cambio, más tranquilo. La noticia de Ciro también fue una felicidad enorme”, describió

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Messi se abrió en una entrevista concedida a La Cornista, de America TV

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