Messi, como coartada
Desde Guardiola a Simeone, con todos los matices y distintas intenciones de cada uno de ellos, los técnicos rivales tienen con Leo la excusa que necesitan
Cuando a Pep Guardiola le preguntaron hace poco por quién es el favorito para ganar la Champions, su respuesta fue instantánea y rotunda: “¿Quién tiene a Messi? ¿El Barça?. Pues el favorito es el que tiene a Messi”. Y cuando Simeone se dejó en el Camp Nou casi todas sus aspiraciones al título de Liga (las pocas que quedaron entonces las perdió el domingo en Villarreal) el Cholo subrayó en la sala de prensa: “Si Messi hubiera llevado nuestra camiseta, el Atlético habría ganado en el Camp Nou”.
Desde la esencia del fútbol hasta el resultadismo puro y duro, en un camino pleno de matices y muy distintas intenciones, los entrenadores suelen resumir sus enfrentamientos ante el Barça con una constante referencia a Messi como explicación a lo ocurrido (o en lo que va a ocurrir) en el terreno de juego y su reflejo en el marcador. Y no solo son los técnicos, también los dirigentes.
Umberto Gandini, director general de la Roma, acaba de hacer unas declaraciones a radio Anch’io Sport en las que se refiere a la eliminatoria de cuartos de final contra el Barça. Respetuosamente, el dirigente italiano limita sus opciones a que el equipo diseñado por Monchi salga vivo de su visita al jardín de Messi. En función de su fortuna en la ida, tendrán opciones, o no, en su estadio Olímpico.
Messi, 542 goles y casi 250 asistencias con el Barça, tiene todas las cualidades que pueda reunir el mejor futbolista del mundo y también el mejor de la historia. Ha sido y es el mejor en cada posición que ha ocupado y ocupa en el campo. Juega, hace jugar, defiende ahora más de lo que defendía cuando era un chaval y define igual o mejor que el mejor goleador del mundo. Es decir, sin ser el prototipo del goleador. Pensando más un plural que en singular.
Su categoría insuperable le ha situado en un plano distinto a todos los demás. Su condición de futbolista total, insuperable, le convierte en estrella indiscutible (menos en parte de Argentina por eso de que nadie es profeta en su tierra) pero le transforma también algo que no ha sido nadie: la coartada de los entrenadores rivales ante consumadas o posible derrotas contra el Barça.
Cualquier marcador adverso se puede explicar, de hecho se explica, en dos palabras: Leo Messi. El único futbolista de la historia que ha hecho mejores a todos sus técnicos y, además, y da excusa a los técnicos rivales para que explique un mal resultado ante un futbolista que se les antoja invencible