Apuntando a un debut olímpico
Alicia Marín se quedó al borde de la plaza para disputar los Juegos de Río y espera desquitarse en Tokio
Preolímpico final de tiro con arco de cara a Río 2016. Alicia Marín Martínez (Madrid, 17 de abril de 1997) cae en cuartos de final tras haber dominado las mangas anteriores. Por diferencia de sets y de puntos, su compañera Adriana Martín es quien se lleva el gato al agua: Alicia no estará en Brasil.
Pero, con solo 20 años, ya piensa en Tokio 2020 tras mostrar sus cualidades en sobradas ocasiones. Bronce europeo absoluto hace cuatro años, fue cuarta en los Juegos de la Juventud de 2014, bronce en los Juegos Europeos de 2015 y ya ha subido al podio a nivel mixto en Copa del Mundo.
Todo arrancó por un curioso artilugio inventado por su padre. “Nos hizo un arco de caña cuando vivíamos en Caravaca de la Cruz a mi hermana y a mí. En los años siguientes hubo unas olimpiadas en mi barrio con atletismo y tiro con arco. Mi hermana se apuntó y se metió a la escuela. Después me metí yo y también me fui formando con la entrenadora”, explica sobre sus orígenes en un deporte difícil de practicar en España, donde sus buenos resultados le han permitido varios patrocinios.
Porque las renuncias para practicar tiro con arco han sido muchas para una adolescente con el trabajo como gran lema. “Me ha tocado olvidarme un poco de la vida social, de salir con los amigos. Lo he sacrificado por entrenar e intentar ir a unos Juegos Olímpicos”, relata. Criada en Murcia, tuvo que desplazarse a la Blume de Madrid para seguir con su sueño. Otro sacrificio lo hace en el tema de los estudios. “He decidido hacerlos a distancia para compaginarlos mejor. Voy más tranquila y rindo mejor en ellos y en el tiro con arco”, cuenta. Está plenamente centrada en su deporte, con dos sesiones técnicas al día, con descanso para estudiar, y un final de la jornada con trabajo físico. “Este es un deporte más de tronco superior, pero necesitas las piernas fuertes para fijarte en el sitio. Luego se trata de repetir el mismo movimiento un montón de veces y hacerlo siempre igual. Preparamos mucho la técnica”, detalla. La gestión de nervios, vital, es algo que nunca se llega a dominar, tal como Alicia reconoce.
Prepara más la disciplina outdoor, la olímpica, donde el arco se sitúa a setenta metros del tirador. En invierno, eso sí, también hay tiempo para el indoor, con el arco a dieciocho metros de distancia. “No es algo que me guste porque estás encerrado en una sala”, explica. Son pocas las que hay para practicar un deporte que en países como Corea del Sur está plenamente extendido. Este es un hándicap con el que compite la joven generación de arqueros españoles, ya en la lucha por objetivos de primer nivel. “Hemos tenido buenos entrenadores a lo largo de estos años y eso nos ha ayudado. Hemos salido a competir y hemos ganado experiencia. Eso siempre ayuda”, explica.
Los Juegos de Tokio están en el horizonte y en ellos será también olímpico el recurvo mixto, una modalidad en la que Alicia ya ha subido al podio en Copa del Mundo junto a Pablo Acha. “Es una opción. Podemos ser fuertes y lo demostramos el año pasado”, cuenta. Aunque el gran objetivo está claro, sea a nivel individual, por equipos o en el mixto: estar en Tokio 2020. “Quiero las tres plazas”, avisa. Lo tiene claro tras la vivencia del Preolímpico de Río. “Fue un palo bastante grande. Sabía que por edad igual no eran mis Juegos, pero lo intenté hasta el final. Ahora la plaza la tengo que conseguir sí o sí. No me puedo quedar con la espinita”, explica.
Antes, eso sí, tiene otros objetivos inmediatos. A finales de abril disputará la Copa del Mundo de Shanghai y hay dos eventos fijados en rojo en su calendario: los Juegos Mediterráneos de Tarragona y el Campeonato de Europa. “Me gustaría hacer historia en el tiro con arco”, cuenta. Tiene claro hasta dónde quiere llegar. “Hasta que no consiga ir a unos Juegos Olímpicos, no paro”, explica. Porque en su ADN está el no rendirse nunca. Tras el golpe de quedarse fuera de Río a pesar de su gran juventud, Alicia Marín apunta a su próximo objetivo. Y lleva toda la vida demostrando que, cuando apunta, no suele fallar
En la élite desde los 17 años, la madrileña aspira a consolidarse entre las mejores
Se inició en el tiro con arco por un curioso regalo de su padre: un arco de caña