Ferrer, héroe de una remontada con épica iniciada por un brillante Nadal
David sella el pase a semifinales, ante Francia a domicilio, ganando en cinco sets y 4h.51’ a Kohlschreiber, tras el recital de Rafa ante Zverev
Rafa Nadal ejerció de número uno mundial y rey de la tierra batida arrollando a Alexander Zverev por 6-1, 6-4 y 6-4 en 2h.16’. Brillante el set inicial, una trituradora que machacó a Sascha, nº 4 a sus 20 años. Un seguro de vida, elevando su récord de Copa Davis a 24 victorias seguidas, incluyendo dobles y misma cifra de triunfos en individuales. En tierra batida, 19-0.
Nadal hizo su trabajo, anotó su segundo punto en la eliminatoria, tal como contaba el equipo. No denotó que estuviera reapareciendo tras lesión. Satisfecho con el 2-2, cedió encantado el protagonismo a su compañero, pero sobre todo amigo David Ferrer. Y nadie más feliz que el propio balear en dejar por una vez que el foco principal iluminara a quien tanto ha vivido a su sombra. La leyenda Rafa ha tapado en ocasiones la brillante carrera del alicantino, quien a sus 36 años, agotando su trayectoria profesional, halló un premio a su calidad y perseverancia.
Arrollaba en arcilla en sus tiempos de sólido top-10. Ahora es el nº 33 ATP, pero no ha perdido un ápice del respeto y admiración de sus colegas. Tampoco del capitán Sergi Bruguera, que no lo alineó en Marbella pero decidió darle los galones en casa, ante sus familiares, incluida su esposa Marta, embarazada y a semanas de que la pareja se estrene como padres, así como los amigos procedentes de su Xàbia natal.
Con la experiencia de mil batallas vividas, Ferrer enterró el mal trago del viernes ante Zverev. Y explotó lo que tiene actualmente para ser el héroe que cierra el pase a semifinales de España, primeras desde 2012, con remontada y con destino Francia, del 14 al 16 de septiembre.
Con el talento que no borra el paso del tiempo, unas piernas privilegiadas de rápidas porque continúa trabajando a diario y mucho corazón, firmó un triunfo agónico. Épico porque ganó por 7-6 (7-1), 3-6, 7-6 (7-4), 4-6 y 7-5 a un también loable Philipp Kohlschreiber en una de esas batallas que glorifican la Copa Davis de siempre. 4 horas y 51 minutos de pasión, emoción, superación. Dos titanes, dos veteranos ejemplares ya que el teutón es otro treintañero (34). Y España sometiendo a Alemania. Hubo sol, pero asimismo un breve parón por lluvia en la tercera manga. Y apareció un viento huracanado en la recta decisiva del ‘match’. Una joya tenística. Alternativas y el extra de dos tenistas resistiéndose a ceder un solo palmo de terreno, encajando con igual humildad que orgullo profesional las adversidades. Ferrer se adelantó 2-0 en la última manga, pero no se arredró el teutón, que recobró el ‘break’.
Excelente resultó la respuesta de Ferrer cuando se vio al borde del precipicio del KOT. Sirviendo con 15-40, afrontando dos bolas de ‘break’, que de convertirlas ponía al rival con 5-3 y saque para eliminatoria. No dudó un instante David. En la Davis desde 2016 con ‘ensaladeras’ en sus vitrinas, un palmarés de 16-1 en tierra batida y 8.000 personas pendientes de él, para insuflarle ánimos, actuó como un campeón. Le dio la vuelta buscando el punto a degüello.
Caminó por el alambre, y ello dio todavía mayor carga de emotividad a su triunfo minutos después. Se dejo caer tan largo es sobre la arcilla. Vivió y protagonizó uno de esos momentos que quedan impresos en el corazón. Le ha valido la pena seguir con la raqueta, aunque dudara cuando las lesiones acecharon cursos atrás