Para algo debe servir
Nada hará olvidar el siniestro de Roma ni puede quedar así una derrota como esa, pero mucho peor sería todo aún sin una inmediata reacción ante el Valencia
Abatido en el vestuario del Olímpico de Roma, Sergio Busquets fue acaso más sincero de lo que aconsejaría la prudencia, pero hay que agradecerle su franqueza. No era, sigue sin ser, momento de paños calientes: “Es otra experiencia negativa más y te mentiría si dijera que nos va a servir de algo porque el año pasado ocurrió algo similar”. El batacazo, futbolísticamente insufrible, también hizo mucho daño psicológicamente. Sobre todo a quienes, además de profesionales, están comprometidos emocionalmente con el equipo, con el club.
Instalados en la desolación, sin embargo, no se puede ganar nada. Y tampoco se puede ganar nada dudando de la capacidad de reacción. Y uno supone que estos días, antes de recibir mañana al Valencia, Valverde habrá trabajado este aspecto anímico acuciado por la necesidad de revertirlo de forma inmediata. Ernesto lleva semanas advirtiendo que los resultados en Liga, siendo buenos, han corrido demasiado peligro y más van a correr si desde el desengaño de Roma el vestuario no ha sido capaz de rehacerse moralmente.
Un club como este, que ha invertido 700 millones en los últimos cinco años, no puede depender del próximo resultado. No puede consentir que se alimente, casi se retroalimente, la idea de que su proyecto esté en cuestión. Y mucho menos aún que, por sobrados motivos, cuestiones desde dentro.Hay que revertir el mensaje y la mejor manera, acaso la única, es mostrar ya mismo solvencia y fiabilidad en el juego. La Liga es otra competición y hay experiencia en el grupo para impedir que afecte la imagen del último partido de Champions.
Recuerde, sin embargo, todo el preocupante mensaje de Busi: “Te mentiría si dijera que nos va a servir de algo porque el año pasado ocurrió algo similar”. La inseguridad que trasmitió el juego, superando incluso la constatada ante Leganés en casa, o Sevilla fuera, exige una reacción inmediata. Para eso tiene que servir lo que vimos en Roma. Para constatar que el entrenador y los futbolistas se reactivan al siguiente partido, que es lo obligado, mientras que el consejo y la cúpula deportiva se toman su tiempo para tomar decisiones contundentes porque lo de la Roma, lo de los últimos años en la Champions, no puede quedar así. Como si no hubiera pasado nada. Pasó mucho. Pasaron demasiados