Mundo Deportivo

LOS SUPLENTES DAN OTRO PASO

Un Barça inédito y huérfano de titulares arrancó un empate ante el Celta que le mantiene invicto y le acerca más al título Dembélé y Alcácer, impulsado por el ‘factor Messi’, pusieron los goles pero una mano de Iago Aspas les privó de ganar

- Gabriel Sans Vigo

Todos se apuntan a este título de Liga. Un Barça repleto de suplentes, con la cabeza puesta en la final de la Copa del Rey del sábado, atrapó un valioso punto que le hace más campeón y que le mantiene imbatido una jornada más. Es un sprint final sujeto a las matemática­s y todo suma, hasta un punto en un estadio maldito por los precedente­s. Un punto que fueron tres hastaqueel­árbitrocon­cedióungol con la mano de Iago Aspas.

Las rotaciones que Valverde ha evitado hasta ahora, en vísperas de la final copera, las ejecutó ayer de golpe en Balaídos. A borbotones, y no solo por la nula presencia de canteranos en el once inicial, lo nunca visto desde hacía 16 años, sino por la escasez de titulares. Hasta siete se echaron de menos. Ni rastro de la columna vertebral que ha aguantado al Barça durante toda la temporada. Suplentes como Denis Suárez y André Gomes obligados esta vez a ser puntas de referencia. Ter Stegen era el capitán de un

Barça inédito, impensable en cualquier elucubraci­ón. Un equipo que hasta ahora nunca había mezclado. Más propio de un choque de Copa que de uno de Liga, y más con el título en juego. Un banquillo excesivame­nte reluciente. La cuestión era simple: ¿se entenderán?

La primera parte no dio respuesta a las dudas. Con André incrustado entre los centrales y Denis tratando de guionar el partido, el Barça tuvo cuerpo, iniciativa y gol, pero cometió demasiados errores individual­es. Le costó abrir la lata. Paulinho remató de cabeza al palo y el portero alemán se erigió en el crack de la noche. Una manopla a disparo de Maxi Gómez y otra más para frustrar a Brais Méndez.

Todo pasaba por presionar y no perder balones. Así llegó el tanto a los 35’. Una recuperaci­ón que Dembélé convirtió en el 0-1 con un disparo con la izquierda desde la frontal del área. El primero en Liga que el Barça pudo aumentar después sino fuera porque Paulinho malgastó una ocasión. En cambio, el Barça se penalizó a sí mismo con una pérdida de André Gomes en zona peligrosa y pantanosa que Maxi Gómez exprimió para servir un balón a Jonny para establecer el 1-1.

En el segundo tiempo, el Barça intimidó enseguida. No por su juego, por sus maniobras tácticas o por sus ocasiones, sino porque Valverde ordenó a Messi calentar en la banda. Entendía que al equipo le faltaba un plus ofensivo, la manera de conducir el balón hacia el área celtiña. Con las miradas puestas en la banda, Jozabed dibujó un disparo con rosca que salió desviado. Agarrotado­s, los azulgrana no sabían cómo sacudirse la presión gallega y cuando lo hacía no sabía cómo culminar sus intentos. Alcácer llegó a ‘birlar’ un balón a Sergio pero con la portería huérfana, Dembélé no adivinó qué hacer.

Cambios rápidos

Esta vez, Valverde no esperó en las sustitucio­nes. Lo hizo rápido. Entró Leo y también Sergi Roberto. El argentino desplazó a Alcácer a la izquierda y se convirtió en falso ‘9’. De repente, el Barça recuperó su fisonomía, sus pulsacione­s y sus ganas de ganar. Encontró vías de escape y manera de combinar. Y en una de sus aproximaci­ones, volvió a adelantars­e. Intervino Dembélé, profundizó Semedo y anotó Alcácer el 1-2 después de tiempo sin hacerlo. El ‘efecto Messi’ volvía a asolar un estadio. Otra vez.

Pero su presencia no cortó la hemorragia de balones perdidos Hasta el punto, que la defensa se vio desconcert­ada. Tanto que en un balón robado, Iago Aspas forzó la expulsión de Sergi Roberto al tumbarle a la carrera. Hacía diez minutos que jugaba. Con un centrocamp­ista menos, el Barça se agobió. Pasó apuros, miró en exceso al reloj y a Ter Stegen, un recurso defensivo del que abusó.

Y así llegó el 2-2. Un centro de Emre Mor, Iago Aspas volvió a citarse con el gol. Gracias a un rechace que le dio en la mano al delantero del Celta. Nadie protestó, pero el VAR lo hubiera anulado. El empate entusiasmó a la grada y a un Celta que se veía capaz de todo. Lo intentó hasta el final, pero no le alcanzó

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Sergi Gómez agarra a Leo Messi, que sólo jugó la última media hora FOTO: AP
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