Dos títulos en un partido

Escribo este artículo tras la derrota del Atlético de Madrid ante la Real, que le da al Barça virtualmente el título de Liga, así que una forma de encarar la final de Copa del sábado ante el Sevilla es pensar que faltan 90 minutos para tener un doblete. Llega la hora de la verdad, nos jugamos mucho y me apetece recalcarlo. Ya sé que la decepción de Roma aún escuece. Tuvimos la pésima suerte de sufrir la noche negra el día menos indicado y se nos fue la Champions, pero recrearse en el disgusto ni es sano, ni es inteligente y, sobre todo, no es justo con el año de un equipo que aún no ha perdido ni un partido en la Liga y que vuelve a otra final de Copa. Yo pagaría por jugarla. Recuerdo en mi época de futbolista la ilusión de la gente movilizándose por cada final, como en Basilea, cuando ir a Andorra ya era una aventura para contar. Aquel romanticismo se ha perdido. ¡Si ya hay quien hasta la Liga le parece poco!

En fin..., la final enfrentará al Barça a un experto en finales, este Sevilla especialista en la materia, que tiene muy buenos jugadores como Banega y a este central que dicen que sigue el Barça, Lenglet. Bueno, rumores, y aunque apunta maneras, sería conveniente no hablar de tanto fichaje y en el entorno estar más por la faena de remar a favor para ganar este doblete. Los jugadores interesantes hay que seguirlos en el largo recorrido con una idea muy clara: no por ponerse un traje un día ya eres elegante.

Me mosquea que siempre que está el Barça de por medio se saque punta a lo negativo. Por ejemplo, el otro día ante el Celta: todo el mundo hablando de la alineación sin canteranos y nadie de que nos habían ventilado dos puntos por un gol marcado con la mano. Ahora que volvemos a otra final de Copa, el himno. ¿Y fútbol?

Ya he comentado lo de la mano de Aspas, silenciada por completo hasta por culés que se meten con la cantera, que por cierto juega hoy la Champions juvenil. Con la de enemigos que nos esperan, más unidad por favor...