La épica de jugar mal
El sufrimiento del Madrid ante el Bayern pareció más una ventaja que un problema
Al día siguiente del Bayern-Real Madrid, José Antonio Luque en Telecinco fue el que abordó a nivel informativo de manera más clara el mal partido del Real Madrid pese a la victoria: “En esta ocasión no jugó bien y sufrió lo que no está escrito”. Luque advirtió al cerrar: “El Madrid es hoy más favorito que antes del partido, pero están muy recientes, primero, los problemas para contener al Bayern anoche, y también lo que pasó hace 15 días en el Bernabéu ante la Juventus en una situación muy similar. A ver qué pasa la semana que viene”. Esta contundencia en el análisis no se vio en los demás programas. En Cuatro, Manu Carreño también fue claro al empezar: “No fue un buen partido del Real Madrid” pero después tampoco profundizaron en este aspecto: “Ganó y punto” era el titular. Es posible que la falta de imágenes de las que disponen en Champions limitara la posibilidad de análisis.
En Atresmedia nos vendieron el eufemismo de “sufrir” con épica heroica, como si fuera aún mejor. “¡Tocaba sufrir!” resumía Manu Sánchez, pero se centraban en el gran papel de Lucas Vázquez y la habilidad de Marcelo por ‘hipnotizar el balón’. En Jugones, Pedrerol abría poniendo énfasis en lo que tenía ese resultado de humillación para sus antagonistas: “¡Fijaos en esta cara, en la risita de Müller tras el gol de Marcelo! ¡Es la cara que se le quedó a todos los antimadridistas!”. El vídeo se recreaba en el sufrimiento casi como una estrategia futbolística muy valorada: “Victoria sufrida”, “Saber sufrir ante tres ocasiones del Bayern”. Si el Barça sufre es alarmante y preocupante. Si el Madrid sufre, es glorioso. Pedrerol destacaba el sufrimiento no como la evidencia de jugar mal sino como una ventaja, como la virtud deportiva que te ayuda a crecer: “¡Mucho sufrimiento, sí, pero el Madrid volvió a demostrar quién manda en Europa!”. Los vídeos no analizaban el juego sino que se centraban en los elogios: la figura clave de Asensio, el rol salvador de un Marcelo ‘al rescate’, el sentido del deber de Keylor sabiendo recuperarse de sus errores, el ímpetu de CR7 antes del partido y, sobre todo, la grandeza de Zidane, que lo tiene todo calculado y previsto.
Nunca jugar mal había parecido tan maravilloso