El fútbol no es basket
Leo mide 1,70. Como Xavi. Iniesta 1,71. Riqui Puig (1,69), Álex Collado (1,73) y Jandro Orellana (1,78) acaban de ganar la UEFA Youth League a ras de suelo. ¿El problema de Arthur es medir 1,72?
Con perplejidad absoluta hemos leído esta semana la muy fiable información de Francesc Aguilar y Xavier Muñoz sobre las repentinas dudas del Barça sobre Arthur Henrique Ramos de Oliveira Melo (21), el centrocampista del Gremio por quien ya se han pagado 4 millones de euros. El traspaso se completaría abonando otros 26 fijos y en función de su rendimiento podrían desembolsarse otros 9 en variables: 3 millones por la primera renovación, otros 3 millones si hay una segunda ampliación; 1 millón si gana la Liga con él en la plantilla, otro más por la Champions League y el último se abonará si el nuevo fichaje consigue ser elegido una vez como centrocampista del año en el equipo FIFA que es reconocido como tal en la Gala de ‘The Best’.
Lo más curioso del caso (por no recrearnos en lo grave que sería desautorizar la elección del secretario técnico y además tirar cuatro millones por la ventana) es que lo que por lo visto se está cuestionando es la complexión física, no la técnica. Vamos, que Arthur parece bueno pero resulta que sería mejor que si fuese más alto. Extravagante deducción, de quien haya sido, en un club que tiene el privilegio de contar con el mejor futbolista de todos los tiempos. Un tal Messi que aunque apenas mide 1,70 es el más grande de todos. Al fútbol se juega por el suelo. Esto no es baloncesto. Aquí cuantos menos rebotes haya, mejor. Lo que cuenta es la precisión
La historia demuestra, por otra parte, que nunca ha ganado tanto y tan seguido el Barça como cuando delegó su juego en otro par de pequeños. Xavi Hernández tampoco pasaba del 1,70 y Andrés Iniesta mide 1,71. La altura tampoco ha sido un problema para ellos. La grandeza de su fútbol es otra cosa. Y sin pretenderles comparar a nadie, resulta que el tal Arthur mide 1,72. Vamos, que es más alto que Xavi e Iniesta, los dos mejores centrocampistas que se recuerdan. Su talento nunca se ha medido en centímetros, de manera que el centímetro de más de Arthur no garantiza que vaya a ser mejor ni indica que su escasa altura vaya a ser un inconveniente. Medir más nunca ha sido sinónimo de jugar mejor. Si fuese así, Paulinho (1,81) sería la monda. Y ya no digamos hasta donde podría llegar Yerry Mina que con 1,95 m. es el techo de la plantilla y, al mismo tiempo, uno de los que menos cuentan para el entrenador. Otro fichaje, por cierto, en cuestión y si no cambian las cosas con opciones de archivarse en la carpeta del despilfarro. Y el caso es que, cuando ha jugado, mal no lo ha hecho .... pero de eso ya hablaremos otro día.
Por si la cosa no está lo bastante clara, descendamos un peldaño, a la formación y preservación del ADN Barça y reparemos en que el Juvenil A se acaba de proclamaran campeón de la UEFA Youth League. Su centro del campo hace un futbol maravilloso fino. En Nyon - contra los portentos físicos que puso delante el Chelsea - García Pimienta alineó en la zona de creación a Jandro Orellana (1,78), el más alto, Álex Collado (1,73) y Riqui Puig (1,69), un pelotero descomunal. Ganó el Barça 3-0 y estos chicos maravillaron a los muchos ‘scouters’ que acudieron a la final.Vamos que toda la vida, y en este club más, se ha dicho y se ha acabado demostrando que “al pot petit hi ha la bona confitura”. No hay futbolistas altos ni bajos. Hay futbolistas grandes y menores. Y los menores no pueden jugar aquí midan lo que mida. Los buenos bajitos, sí. Siempre