Mundo Deportivo

Alhambra Nievas, de ‘la pelotonera’ a un referente mundial

- @gemmaherre­ro Gemma HERRERO

Alhambra Nievas (Granada, 1983) estaba recién aterrizada de Japón, donde se celebraron las World Series de rugby, cuando se enteró hace tres días que estaba entre los nueve colegiados que dirigirán los treinta y dos partidos de la próxima Copa del Mundo de rugby ‘seven’ femenino, que se disputará en San Francisco (Estados Unidos) el próximo mes de julio. Será su primera vez en esta categoría, aunque ya son sus cuartos mundiales, porque la granadina no para de sumar retos y subir peldaños en su ya extensa carrera.

Es una pionera. Fue la primera mujer asistente en arbitrar un partido de seleccione­s masculinas entre Estados Unidos y Tonga y la primera en dirigir otro, un FinlandiaN­oruega. En el 2016 fue elegida como la mejor árbitro del mundo por la World Rugby y no entre mujeres, sino la mejor árbitro y punto, después de la que considera su mejor experienci­a deportiva: arbitrar la final femenina de los Juegos de Río. Con semejante currículum es lógico que sea una referente, pero hay algo que le molesta y quiere dejar claro: “Cuando me dicen que tiene más mérito lo que he conseguido por el hecho de ser mujer me cabrea porque entonces ya no me están tratando como a una igual, que es lo que soy. He tenido que pasar por las mismas pruebas físicas y exámenes que el resto y por supuesto que me hace ilusión, pero no tengo más mérito por ser mujer. Entiendo que dar visibilida­d es positivo, pero no quiero que me pongan etiquetas”.

Huyó de ellas desde que era niña y comenzó a practicar deporte. Probó fútbol, baloncesto, fútbol sala, voleibol y kárate, pero no fue hasta que cumplió 19 años y estaba estudiando Ingeniería de Telecomuni­caciones en Málaga cuando descubrió el rugby “y fue amor a primera vista porque el rugby no admite medias tintas, o lo amas o lo odias y a mí me enganchó”. Ya entonces luchó contra los prejuicios: “He sufrido algunos comentario­s porque el rugby ha estado considerad­o tradiciona­lmente como un deporte masculino. Incluso miembros de mi familia me llegaron a decir que qué pintaba yo haciendo eso, que era de marimachos, pero es que es un problema de educación y poco a poco vamos avanzando y rompiendo estereotip­os”. Eso sí, su madre fue a verla a un partido y no volvió: “Me dijo ‘yo no sé si vas a salir viva de esas pelotonera­s’ después de una melé y como sufría no me vio más, ni siquiera cuando debuté con la selección española en el VI Naciones en el 2006, los últimos que hemos jugado. Cuando he arbitrado ya sí porque no lo pasa mal”.

Apostar por el arbitraje

Alhambra Nievas se licenció en Telecomuni­caciones y durante años compaginó jugar y arbitrar hasta que en el 2012 decidió colgar las botas. “Aposté por el arbitraje, me arriesgué y no era nada fácil en aquel momento. No tenía ninguna seguridad de que me pudiera dedicar a esto de manera profesiona­l”, rememora, pero se abrió camino y ahora es ella la que se lo abre a las demás: “Cada vez hay más mujeres en las ligas regionales y esto está empezando a cambiar. Cuando me eligieron mejor árbitro en el 2016 fue un gran orgullo, pero sobre todo porque sentí que era un premio global, no solo mío, sino para el desarrollo del arbitraje femenino. Hay que acabar con las desigualda­des y fijarse en los méritos, no en los géneros”.

Un año antes ya había estado en las nominacion­es, pero admite que el premio la dejó en shock aunque venía justo después de haber dirigido la final de los Juegos de Río femenina: “Nunca te esperas algo así. Me recuerdo de niña pegada a la tele viendo todos los deportes y soñando con estar algún día en unos Juegos Olímpicos, así que la experienci­a fue maravillos­a”. No se recuerda, en cambio, especialme­nte presionada cuando fue asistente en el Estados UnidosTong­a o árbitro principal en el Finlandia-Noruega: “No estaba nada nerviosa, a pesar de que por supuesto el trato mediático fue completame­nte diferente. Estaba preparada para ello, hice mi trabajo y ya está”.

Los próximos retos

Con 34 años aún le quedan objetivos por cumplir, aunque, como siempre en su vida y su carrera, se los plantea paso a paso: “¿Arbitrar en un VI Naciones? No es algo que me haya planteado porque no es algo que yo pueda controlar, hay quien designa. Mis retos son más a corto plazo: mejorar en mi trabajo, controlar mejor las melés y mi comunicaci­ón en inglés y disfrutar con lo que hago. Tampoco he ejercido nunca de ingeniera, pero en un futuro me imagino más trabajando en mejorar la estructura del rugby para poder devolverle a este deporte todo lo que me ha dado”.

El Bélgica-España en el que la selección masculina perdió el partido y el pase directo al Mundial de 2019 lo vivió como una gran decepción y no sólo en lo deportivo: “Fue un día

En el año 2016 fue elegida como la mejor árbitro del mundo por la World Rugby

Será uno de los nueve colegiados que dirigirán la Copa del Mundo de rugby ‘seven’ femenino

muy triste. El rugby en nuestro país estaba en pleno crecimient­o y todo lo que se ha generado a partir de ese día es negativo, un freno. Ni la Federación europea, ni Rumanía, ni Bélgica ni por supuesto España ganó nada ese día. Todos perdimos. El mundo del rugby perdió y toca ahora hacer un análisis y una profunda autocrític­a para resolverlo”.

Ella, mientras, es consciente de que es un ejemplo para muchas mujeres “y es muy bonito cuando me lo dicen, pero hay que seguir dando pasos hacia la igualdad real. No nos podemos relajar ni darlo por sentado porque la sociedad está avanzando más despacio de lo que me gustaría en este sentido. Es chocante que en cuestiones de igualdad todo sea tan desesperad­amente lento, pero si es cuestión de luchar, seguiremos peleando todos los días”

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