Fiesta y reflexión

El Barça está a un punto de firmar un doblete histórico y eso se debe celebrar a lo grande. Firmar una Liga tan regular tiene mucho mérito por lo ejecutado en el campo y desde el banquillo. Las afirmaciones de que esta Liga ha sido aburrida están envenenadas por la envidia de los que no han sabido competirla. Si el Barça la gana en la jornada 34 es porque ha sido muy superior a todos sus rivales, y eso no es tedioso salvo que seas uno de esos equipos que ha quedado fuera de la lucha a muchas jornadas del final. Si a ese triunfo en la Liga se le une el de la Copa, con una trayectoria casi inmaculada y rubricada con una exhibición ante el Sevilla, la obligación de celebrar aún es mayor. Soltar adrenalina tras meses de tensión es obligatorio por saludable. Pero una vez pase el Clásico, donde un juego como el de la final de Copa sólo depararía otro triunfo sonado, tocará reflexionar en todos los estamentos. Hay preguntas que responder para poder crecer más allá de los Pirineos. Partiendo de que Griezmann no se debe escapar, ahí van algunas: ¿Hay que fijar ya la Champions como el objetivo prioritario y dar descanso a los cracks más veteranos en la Copa sea quien sea el rival? ¿Hay que tirar de rotaciones masivas en Liga, incluido Messi, antes de la Champions sin temor a la crítica? ¿Ha habido obsesión por el récord de partidos sin perder? ¿Si gastas más de cien ‘kilos’ en un extremo como Dembélé hay que jugar con un 4-4-2? ¿Por qué cuesta tanto marcar y ganar fuera en Europa y por qué ha habido debacles los últimos dos años? ¿Si te gastas 30 millones en un lateral puro como Semedo no es para apostar por él? ¿Hay que avanzar la llegada de Arthur, fichar a otro medio, o las dos cosas? ¿Tan bueno es el mercado brasileño? ¿Merece Umtiti un esfuerzo o marcarle la línea? Y ante todo, valentía