Riazor puede dar otra Liga
El Barça, a por un alirón en el estadio del penalti de Djukic
Como hace veinticuatro años, el FC Barcelona está pendiente de un partido en Riazor para ganar la Liga. Aquel sábado 14 de mayo de 1994 no jugó físicamente en el estadio coruñés pero sí en espíritu. Este domingo 29 de abril aspira a vivir otro alirón en el césped del estadio coruñés, aunque en primera persona.
Casi un cuarto de siglo después, las connotaciones son distintas. El Deportivo, que hoy puede certificar su descenso a Segunda precisamente recibiendo al Barça, se jugaba la oportunidad histórica de apuntarse su primera Liga. En 1994, el Barça llegó a la última jornada sin depender de sí mismo para ganar su decimocuarto título, ya que estaba un punto por debajo de los coruñeses. Los azulgrana recibían en el Camp Nou a un gran Sevilla, con Suker y Simeone en sus filas, que cobró ventaja por dos veces en el marcador hasta que un gran final de partido liderado por Romario volteó el marcador hasta dejarlo en 5-2. A la misma hora se estaba jugando el DeporValencia. El 0-0 hacía campeón al Barça, pero en el último minuto de partido, penalti a favor de los de Arsenio. Su crack, Bebeto, no osó tirarlo y el peso de la historia recayó en los hombros encogidos de Djukic. El portero che, González, paró el penalti y los transistores, en el Camp Nou, relataban el cuarto alirón seguido del Barça de Cruyff.
Hoy, la gloria y el drama son de cocción lenta. Al Barça le basta un punto para lograr su Liga 25 con cuatro jornadas de avance. El Depor necesita evitarlo con un triunfo que aplace un adiós a Primera casi asumido. Dicen las malas lenguas que prefieren al Barça de verdugo que al Celta, próximo rival
24 años después, el Depor se enfrenta a otra noche triste, esta vez por irse a Segunda