FINAL EXPLOSIVA
El supercampeón Nadal, hoy (16 h) por un 11º título contra el joven crack Tsitsipas, ambos sin ceder un set Rafa firma un brillante triunfo 400 en tierra ante Goffin y el griego se luce a los 19 a costa de Carreño
El supercampeón Rafa Nadal, leyenda a sus 31 años y nº 1, recibiendo en su club y en su pista a una figura en ciernes, el joven griego Stefanos Tsitsipas, a los 19 estrenándose en una final del ATP Tour, enseñando al mundo que el no muy lejano número uno júnior ha llegado para quedarse y mirar hacia arriba con ambición.
Una final explosiva (16 h/La 1), un choque generacional en toda regla, para el Barcelona Open Banc Sabadell-66 Trofeo Conde de Godó. Un escenario ideal para que el ídolo Nadal dé continuidad a su obra maestra y el ‘Next Gen’ Tsitsipas contraste sus posibilidades reales actuales. El pronóstico no puede ser otro, salvo accidente, que un undécimo título del manacorí, ya que está rindiendo a un nivel inalcanzable para el resto en la tierra batida.
Tsitsipas ha ganado los 10 sets en cinco partidos, incluyendo los dos (7-5 y 6-3 en 1h.35’) en la semifinal con Pablo Carreño, víctima como antes Moutet, Schwartzman, Ramos y Thiem. “Antes del torneo no lo hubiera puesto entre los favoritos, pero tal como está jugando es el mejor finalista posible”, dice Nadal. “No hay mejor lección, una clase gratis, que jugar contra Nadal en tierra”, a lo que éste responde con humor: “Si me deja dársela, se la doy encantado. Pero será complicado, como merece una final de este torneo”.
Alumno aventajado resultó en ‘semis’ el belga David Goffin, 27 años y nº 10 ATP. Un superclase, menudo pero eléctrico en sus tiros, que sin embargo se marchó de la central con un 6-4 y 6-0 en contra. Recibió un máster completo en 1h.22’. Ambos provocaron con sus intensos y certeros intercambios que los 8.000 aficionados se quedasen boquiabiertos y calentasen las palmas de las manos con fruición. Su primer set, para enmarcar. Tomó ventaja, 0-2, Goffin pegando latigazos a las líneas, invitando a que Nadal pusiese una marcha más y sumase dos juegos en blanco seguidos asombrosos.
Goffin se vio envuelto en un juego trepidante que Nadal aguanta con naturalidad y el tiempo preciso hasta que el adversario no tiene más remedio que sacar a relucir la bandera blanca. “No hay nada que no haya hecho bien”, significó el exigente Nadal. El 6-0 de cierra atestigua que tiene un punto más que ofrecer si el adversario y la situación lo requieren.
Un 92% de éxito en tierra
Firmó su victoria 400 sobre arcilla en ATP, convirtiéndose en el cuarto jugador que lo logra tras el argentino Guillermo Vilas (659-182), el español Manolo Orantes (502150) y el austríaco Thomas Muster (422-127). Un número redondo, atractivo para la estadística, aunque el dominio de Rafa Nadal se mide en barómetros de personaje mítico. Porque los 44 sets conseguidos de una tacada en arcilla son indicativos de su estado de forma actual, desde que en 2017 recuperase su fortaleza, pero el no va más es el increíble balance de 400 partidos ganados y sólo 35 perdidos en tierra, prácticamente un 92% de éxito, y la contabilidad comenzó en su estreno ATP en 2002 y continúa dieciséis años después.
A los 18 levantó su primer Trofeo Conde de Godó, aunque por meses el récord de precocidad lo mantuvo el sueco Mats Wilander. Dominador de 2005 a 2009, de 2011 a 2013 y en 2016 y 2017, en esas diez finales únicamente dejó escapar una manga, ante David Ferrer en 2008. Hoy afronta con las máximas garantías la undécima en el RCT Barcelona-1899, persiguiendo su 55ª corona en tierra en 63 finales, la 77ª global en 113. Si asegura el 77º ATP, igualará a John McEnroe, siguiendo delante Connors (109), Federer (97) y Lendl (94). Zambullirse en la piscina significará asimismo que conserva el nº 1, dejando a Federer a 100 puntos.
Pero, y es la virtud de Nadal, sólo tendrá ojos para Tsitsipas, mozalbete de 1,91 metros con un primer saque potente, una derecha majestuosa y un revés a una mano que será diana del drive cruzado del zurdo manacorí