“Aún estoy vivo y ahora tengo la oportunidad de hacer algo”
Tsitsipas estuvo “cerca de morir ahogado” con 16 años, pero su padre le salvó y eso “cambió” su visión de la vida
No parece una exageración decir que ha nacido una estrella en esta edición del Godó, donde ha mostrado hechuras de tenista de altos vuelos. Stefanos Tsitsipas, de 19 años, se ha ganado el respeto tanto en la pista con su juego como fuera de ella por su simpatía y sinceridad, aunque el tema sea tan delicado como aquel día que estuvo “cerca de morir ahogado” con apenas 16 en una playa de Creta.
“Aún estoy vivo y ahora puedo hacer algo, tengo la oportunidad de hacer cualquier cosa que quiera. Probablemente desde aquel día soy más consciente de cuánto me importa la vida. Mentalmente, tomé conciencia de la clase de situaciones a las que se enfrenta a menudo la gente y cómo las afronta. Las cosas malas suceden. Fue una mala experiencia, pero al mismo tiempo buena porque aprendí mucho. Me cambió mucho toda mi perspectiva de la vida”, explica Tsitsipas a MD en una charla posterior a su rueda de prensa.
“Mi mente cambió aquel día. Mi respeto por todas las cosas cambió,
veo las cosas diferentes fuera de la pista y no siento ningún miedo dentro de ella”, insiste Stefanos, salvado por su padre después de varios minutos luchando contra el oleaje traidor.
“Estaba jugando un torneo Future en Heracles, teníamos el día libre y nos fuimos al mar con un par de amigos. Estaba nublado, viento fuerte, pero ninguna bandera que prohibiese el baño, así que nos metimos en el agua. Todo pasó muy rápido y, al salir a la superficie, vimos que estábamos a 50 metros de la playa. Nadábamos hacia allí, pero no nos movíamos, no podíamos respirar porque las olas nos cubrían todo el rato, una detrás de otra. Sentí que poco a po- co me ahogaba. Es la única vez en mi vida que he sentido que en pocos segundos me moría. Tuve esa sensación de morir”, relata.
Momento de alivio
“Mi padre estaba con nosotros y se lanzó al agua para salvarnos. Tiró de mí intentando acercarme a la playa y, después de cinco minutos luchando, encontramos una roca en el agua. Allí salvamos la vida, fue un momento de alivio para todos. Luego, con calma, volvimos a la playa. Fue una experiencia muy dramática que espero no vivir de nuevo. Las emociones de ese día han cambiado mi forma de ver el mundo”, asegura Tsitsipas.
Hoy es un tenista con ambición que jugará sin complejos su primera final ATP. “No creo que haya mejor lección, una clase gratis, que jugar con Rafa en tierra. Será increíble, uno de los mejores días de mi vida. No tengo nada que perder contra él. Me siento muy motivado y voy a llevarme al límite. Si sigo haciendo mi juego, podré hacer un buen partido”, apunta él