LOS INVENCIBLES DE VALVERDE
El Barça conquista la Liga del invicto, lo nunca visto, la 7ª de 10, con ‘hat trick’ de Leo y tributo a Andrés Debut de Ernesto, Ney, Supercopa, los atentados, tristeza: el inicio del Barça en agosto era desolador
Valverde lo hizo en su primer año. El Barça reconquistó la Liga en Riazor encadenando el invicto en la misma competición, la madre de todas las Ligas, lo nunca visto, y a falta de cuatro jornadas como hizo Van Gaal en 1998 la última vez, el título 7 de 10 que sigue reafirmando a los blaugrana su irreductible condición de hegemónica. Una Liga que debe ser valorada en toda su dimensión, tan brillante como inesperada, a la que hay que sumar la Copa, un doblete que explica la sostenida ambición competitiva del grupo liderado por Messi e Iniesta. Andrés recibió en Riazor su tributo saliendo al campo con el Depor en Segunda y Messi subrayó su lideranzgo sumando otro ‘hat-trick’ que certificó una victoria costosa y su novena Liga. Ambos atesoran 32 títulos cada uno con la Liga número 25 del club. El Mundial, como en aquel podio blaugrana de 2010, los volverá a poner cara a cara para dilucidar el Balón de Oro.
El mérito de esta Liga es extraordinario, monumental. Todo había empezado no mal, peor, trágicamente. El shock por el atentado terrorista del 17 de agosto en las Ramblas estaba muy presente en una Barcelona, Catalunya, España, incrédula y conmocionada. Tres días después de la masacre el debut ante el Betis no pudo ser más desolador. Los jugadores salieron al Camp Nou con la camiseta del nombre de la ciudad como homenaje a las víctimas del atentado. En el popular paseo barcelonés se amontonaban altares con flores, dibujos infantiles, mensajes sentidos, la expresión de la solidaridad. En los hospitales aún luchaban los heridos. Las gradas recibieron a los dos equipos bajo la sacudida de una masacre cuyo balance se elevó a 16 víctimas mortales y 126 heridos. El Barça salió a jugar con Deulofeu, Messi y Alcácer , es decir no estaba Neymar: el futuro deportivo tampoco invitaba al mejor de los optimismos.
Pero el Barça aprendió a ganar sin Neymar. Valverde cargó con una tarea titánica, la de rehacer el equipo y abrir la pizarra a todos los dibujos para contrarrestar el inmenso potencial del brasileño.
Nunca se quejó el ‘Txingurri’. Debió levantar a un equipo groggy por la derrota en la Supercopa ante el Madrid y, con los puntos ya en juego, tuvo que aguantar la tardanza por el fichaje de Dembelé ,el fichaje más caro hasta entonces y recambio del brasileño.
La planificación deportiva tembló al consumarse la decisión del Liverpool de no traspasar a Coutinho y de postergar las negociaciones hasta enero. El Barça pagó por fin 120 millones (más 40) por el delantero ‘red’, del que se sostenía en los despachos de los técnicos que iba a ser el sucesor de Iniesta.
Valverde lo asumió todo. Sin rechistar, se mostró como un técnico ejemplar de club. Recogió los los trozos rotos del jarrón y llevó al equipo al liderato victoria tras victoria, alternando dibujos sin renunciar al 4-4-2 con un Paulinho sorprendente, aunque acabó por fiarlo todo a las ‘vacas sagradas’.
El 0-3 del Bernabéu abrió una brecha insalvable entre el Barça y el Madrid, que fue incapaz de mantener el ritmo blaugrana. Los goles de Suárez, Messi y Aleix acabaron con las opciones de los blancos, que quedaron despendolados a 11 puntos. Leo celebró otro triunfo en la que es su ‘segunda casa’ y dejó para el recuerdo el pase de gol a
Aleix con el pie izquierdo descalzo ante la mirada de CR7. Hoy hay rúa y el domingo, Clásico. El Depor le hizo el pasillo de Copa al Barça; el Madrid no lo hará porque tiene el señorío extraviado