Paco López, el socio que salvó al Levante
El técnico se sacó una espina clavada hace 23 años
Tras la victoria del pasado viernes ante el Sevilla que le daba virtualmente al Levante la salvación, Paco López abandonó la zona técnica y se dirigió a la grada de animación del Ciutat de València para celebrar el éxito. La misma grada a la que acudía de niño con su carnet de socio para animar cuando el estadio aún era el Nou Estadi y el Levante ascendía y bajaba entre la Segunda División, la Segunda B y la Tercera.
Ahora este antiguo socio y perenne levantinista ha conseguido salvar a su club de un descenso que se veía pegado por el retrovi- sor cuando el club destituyó en marzo a Juan Ramón López Mu- ñiz y le hizo abandonar el filial pa- ra sentarse en el banquillo de pri- mer equipo.
Seis victorias y un empate en ocho encuentros que la han hecho entrar con letras de oro en la historia del club y que son una revancha personal tras haber sido uno de los protagonistas de una de las páginas más dolorosas del club ha- ce más de veinte años cuando él vi- vía de su olfato de gol.
En el mercado de invierno de 1995 aceptó dejar el Extremadura en Segunda División para fichar por ‘su’ Levante y convertirse en la estrella del equipo que entonces dirigía Juande Ramos. Afinó su puntería en el tramo final de la Li- ga y llegó en racha a la promoción a la categoría de plata.
El 21 de junio de 1995 todo el le- vantinismo estaba preparado para ganar al Écija, el rival teóricamente más débil del grupo, y sellar el ascenso. Cuando López logró en el minuto 30 su segunda diana, empezó la fiesta. Pero el descanso (que siempre ha estado envuelto de rumores) lo cambió todo, los visitantes anotaron cuatro tantos en media hora y se llevaron el triunfo, con un impotente López expulsado a pocos minutos del final. El empate firmado unos días después en el campo del club sevillano con el ahora técnico sancionado acabó de crear la leyenda negra del ‘Ecijazo’.
Como casi toda esa plantilla, dejó el club ese verano y siguió marcando goles en Segunda B, una categoría en la que se despidió como jugador en 2001 y en la que se estrenó como entrenador en 2008. En ambos casos, en el Benidorm. Más allá de dirigir con éxito los filiales del Valencia y del Villarreal en esta tercera categoría, sólo había tenido una amarga incursión más arriba, cuatro encuentros en la campaña 2011-12 en el banquillo del Cartagena en Segunda División. Y otras tantas derrotas.
Casi nadie contaba con él para la elite, pero en dos meses y medio ha salvado al Levante y puede haberse ganado el derecho a empezar el próximo curso en el banquillo de ‘su’ club en Primera