Decisión acertada

La decisión de un emblema del Barça y de la selección de acabar una etapa en el club de su vida me parece acertada. Es una decisión suya, que ha tomado de manera nada impulsiva, sino meditada y consensuada. Andrés se ha escuchado a sí mismo, ha preguntado a su esposa y familia directa y ha hecho caso a sus sentimientos. Y su conclusión es que es el momento de irse y poner un punto y a aparte en la relación con el club que le ha visto crecer. Si se va, es porque es lo mejor para él.

El manchego se aparta del fútbol de alta competición y de una liga de elite, pero su carrera continua fuera de su zona de confort. Eso sí, pocas despedidas recuerdo en Can Barça por todo lo alto, como ha sido el caso de Iniesta; con exhibición en la final de Copa y una Liga en la que se mantiene invicto. Y cuidado, porque a Andrés le queda un Mundial en el que no nos dejará indiferentes. Acude como máximo exponente del equipo e indiscutible para Lopetegui.

Será en esos partidos trascendentes cuando más lo echaremos de menos, porque Iniesta no solo se ha ganado la estima de todos los españoles por su fútbol y su carácter. Fue él quien nos puso la piel de gallina en dos partidos para la historia. Se quitó la camiseta en Stamford Bridge marcando el pase a la final en uno de los mejores Barça de todos los tiempos, y se la quitó en Sudáfrica al mandar un balón a la red que valía un Mundial. Y en esta última estampa un mensaje en el pecho que define lo que ha sido Andrés para todos aquellos que han compartido fútbol con él: futbolista y persona.

Si los clubs chinos llevan tiempo detrás del español, lo entiendo. Porque pocos, como Andrés, permiten a uno enamorarse del fútbol viéndolo jugar. En el Barça siempre tendrá las puertas abiertas para volver. Ahora, llegó el principio de la vida sin Iniesta. Se marcha otro ídolo de una generación de oro que ya ha despedido a Xavi, Puyol, Valdés y ahora, Don Andrés