EL GIRO DE FROOME
Froome busca la única ‘grande’ que le falta tras 4 Tours (2013, 2015, 2016 y 2017) y una Vuelta (2017) El viernes comienza la 101 edición, con el británico, Dumoulin, Aru, Pinot o López como favoritos
Como en las tres citas anteriores en las que ha tomado parte en lo que se lleva de temporada –Vuelta a Andalucía, Tirreno-Adriático y Tour de los Alpes– Chris Froome centrará todas las miradas y atenciones de la prensa y de los aficionados en el Giro de Italia a consecuencia del caso de su positivo aún sin resolver en la pasada Vuelta. Rodeado de medios y de fans, y cansado de responder preguntas relacionadas con su positivo por salbutamol, el británico acude al Giro con ganas de demostrar su inocencia y que es un ciclista limpio, y para ello se ha preparado a conciencia.
Ante la ‘particular’ situación en la que se ha encontrado esta temporada ha tenido que modificar su programa de carreras, en el que ha tenido que incluir más entrenamientos, más concentraciones en altitud y más stages con el equipo que días de competición, una propuesta que tiene que servirle para ser un firme candidato a la victoria del Giro desde el primer día. La pasional Corsa Rosa se inicia con una contrarreloj individual de 9,7 kilómetros en Jerusalén, un terreno en el que se defiende bien, y en el que ya empezará a medirse con el que en teoría debería
ser su gran rival para levantar los brazos el próximo 27 de mayo en señal de victoria en Roma: Tom Dumoulin. El holandés del Sunweb, campeón del mundo contrarreloj, ha solucionado sus problemas estomacales y busca romper un maleficio que dura desde 1993, cuando Miguel Indurain logró repetir el triunfo del año anterior, desde entonces nadie lo ha conseguido. Froome y Dumoulin lideran una lista de favoritos en la que se encuentran el italiano Fabio Aru –busca ganar tras ser 2º en 2015 y 3º en 2014–, el francés Thibaut Pinot –4º en 2017–, o los colombianos Esteban Chaves –2º en 2016 y que buscará encontrar su mejor forma– y Miguel Ángel López, –que debuta en la carrera italiana–, en una edición en la que la presencia de ciclistas españoles es menor, sólo con doce corredores, y sin los tres ‘gallos’ de Movistar: Nairo Quintana, Alejandro Valverde y Mikel Landa, tres de las ausencias notables, junto a las de Peter Sagan o Vicenzo Nibali.
Quizá por ello y tras lo visto en el reciente Tour de los Alpes la edición 101 del Giro de Italia sea una de las más igualadas, con un Chris Froome que aunque no lo diga sabe que, en función de cuál sea la resolución de su positivo en La Vuelta, podría estar ante un antes y un después en su carrera deportiva. ‘Froomie’ fue fiel a su estilo de correr en el Giro del Trentino. Movió la carrera subiendo y bajando, aunque hasta la fecha no ha sido capaz de lograr una victoria parcial en los 17 días de competición (2.407,55 kilómetros) que suma en sus piernas. Puede que le falte ritmo de competición, que le está costando alcanzar un buen pico de forma a estas alturas de la temporada, cuando su cuerpo está acostumbrado a vaciarse en el caluroso mes de julio en el Tour de Francia, pero Froome sólo compite para ganar. Sabed el riesgo que representa apostar en una temporada por el Giro y el Tour –ahí está el ejemplo de Nairo–, pero no le importa. De momento sabe que estará en el Giro, a expensas de lo que pueda suceder con la resolución de la UCI de cara al Tour, y no se va a guardar ninguna carta en la mano ante la posibilidad de sumar Tour, Vuelta y Giro seguidos, gesta al alcance de muy pocos