Mundo Deportivo

El Barça del “¿Qué hay de lo mío?”

Dar, a todos, todo lo que piden, sería llevar el club de nuevo a la ruina, saltarse el limite salarial y exponer, a la junta, a una acción de responsabi­lidad

-

La vida de los futbolista­s es corta. Los 300 que están en la élite, es lógico que intenten aprovechar­se de su situación de cracks. En el fondo, miran por sus intereses. Son egoístas porque deben serlo y, antes que el amor a los colores, está el futuro de sus hijos y sus nietos. Por eso, aunque hayan firmado un contrato hace dos años con una sonrisa de oreja a oreja, y les queden todavía tres más por cumplir, ellos y sus representa­ntes (que también estaban de acuerdo con lo que se firmó en su día) llaman a la puerta de los despachos para pedir otro aumento, para mostrar una oferta -cierta o de farol- y decir “¡qué hay de lo mío?”. Si el jugador se siente imprescind­ible e insustitui­ble, su fuerza es todavía mayor. Si es un hombre de la casa y, además, lleva 10 años con un altísimo rendimient­o, sabes que pondrás en un aprieto

a la directiva, porque la opinión pública va a estar de tu parte. Pero la economía del Barça, ya no más de sí. Se ha renovado todo quisqui y cuando Umtiti llama a la puerta o Busquets levanta el dedo, ya hay telarañas en la caja fuerte de Oscar Grau. Dar, a todos, todo lo que piden, sería llevar el Barça de nuevo a la ruina, saltarse el limite salarial y exponer, a la junta, a una acción de responsabi­lidad. En algún momento habrá que plantarse, dejar que se vaya del Barça quien no quiera estar, y volver a mirar a los jóvenes de la cantera para aligerar nóminas.

La vida de los socios es mucho más larga pero, de un tiempo a esta parte parece que, para muchos abonados, su asiento ha pasado a ser un mero cheque al portador. Para ellos también es un “¿qué hay de lo mío?”. Observen la foto con detalle. En el último Barça-Madrid, el día que el Barça incautó esos 3.000 abonos en la reventa, había casi tanto extranjero en el estadio como afición local. En el Barça tenemos los abonos más baratos de los grandes clubes europeos. Por mi tribuna para la presente temporada, pagué 1.000 euros, he visto los 29 encuentros y me ha salido a 34 euros por partido. Si no vamos, podemos dejarlo gratis a un amigo (para un partido o para una temporada), podemos cobrar el importe via ‘Seient lliure’ e incluso podemos dejar el abono como herencia o legado si el beneficiar­io es socio y familia directa. Y a pesar de todo ello, en un Barça-Madrid de celebració­n de Liga, hay quien pretende sacarse un sobresueld­o, infringe las normas y vende el asiento -y el alma- a una trama organizada. El problema es muy grave: de fraude al Barça y, peor aún, de desapego al Club. Ver tu butaca -en los años de Messi yenla mejor década de la historia- sólo como una forma de negocio especulati­vo es, además de ilegal, muy triste. Al final, esta es la realidad. Por un lado, les pedimos un compromiso a los jugadores que, algunas veces, muchos socios no tienen. Y, segundo y como decía mi abuelo, socio desde los inicios de Les Corts hasta la ampliación del Camp Nou para el Mundial, y que nunca dejó de ir a un solo encuentro, “la avaricia rompe el saco”

 ?? FOTO: CÉSAR RANGEL / LV ?? Móviles grabando el gol de Luis Suárez al Real Madrid. En el Camp Nou ha variado el perfil del espectador
FOTO: CÉSAR RANGEL / LV Móviles grabando el gol de Luis Suárez al Real Madrid. En el Camp Nou ha variado el perfil del espectador

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain