Griezmann: quien calla en la celebración atlética, otorga
El francés, con el Barça en el horizonte, no respondió al grito de “¡Quédate!” de Koke
Si el que calla otorga, Antoine Griezmann calló. El francés había pedido títulos y en este momento de incertidumbre sobre su futuro, optó por el silencio cuando los más de 50.000 aficionados del Atlético de Madrid presentes en Neptuno siguieron el cántico de un entregado Koke que comenzó a entonar aquello del ‘Griezmann, quédate, Griezmann quédate...’. Toda la plaza le siguió al unísono. Pero el francés calló. Él no estaba muy por la labor ni tampoco los responsables del evento-festejo por la Europa League. Para qué forzar una situación en la que nadie quería verse metido. El desenlace de este asunto parece cantado; el Barça, en el horizonte.
De haber querido atajarlo ya lo habría podido hacer en una de las mil entrevistas que concedió en la final de Lyon. O este viernes mismo, sin ir más lejos, cuando todo el mundo le pidió que hablase.
Los compañeros se abalanzaron sobre él para mecerlo, empujarlo, estrujarlo... en realidad, para cualquier cosa que sirviese para mostrar algo de lo que la afición colchonera ha echado en falta siempre de él, un poquito de sentimiento rojiblanco.
Así sonó el ‘Griezmann quédate’ que le cantó la afición del Atlético al francés, de la mano de Koke. No hubo tampoco demasiado en esta ocasión. Una buena entrada, a ritmo de ‘hip-hop’ en francés. Parecía que se animaba, vacilón, enganchado a la fiesta. El bailecito del ‘Fortnite’ de turno. Y no mucho más. Todo el protagonismo que tuvo en la final de Lyon y la importancia en el título habría merecido más peso en la celebración pero la situación está como está y fue una especie de ‘celebratio interruptus’.
Hubo aroma de despedida. Ver cómo conectó la gente con Koke, Saúl, Torres, Gabi y varios otros y cómo se dio en el caso del ‘7’ da que pensar. Al delantero internacional francés nunca se le ha reprochado en el Atlético de Madrid que no lo diera todo en el campo porque eso nunca sucedió, pero en un club tan emocional como el colchonero puntúan mucho otras cosas. No gustó la ambigüedad.
Pese a todo, todo el Atlético, de abajo a arriba, le estuvo intentando convencer hasta las últimas horas. Pero quien calla, otorga