Ni el 13 se le resistió
Me ha costado levantarme. Solo pensar que tengo que escribir esta página –por cierto, la última de esta temporada, hasta septiembre ordenan, ya veremos– después del partido del sábado en Ucrania se me quitan las ganas. No he parado de responder a amigos y conocidos culés, estos últimos días, que el Real era el favorito. No es que lo supiera, pero lo sospechaba. Incluso el sábado, en Can Cuyàs, uno me pregunta: “¿Por cuánto crees que ganarán los blancos?”. Y le suelto: “Por 3 a 1”. Pura invención. Sin embargo, la mayoría de finales tienen un equipo como favorito, con más o menos claridad, pero salen al campo ya por delante. Quizás nadie podía apostar por un 5 a 0 frente al Sevilla en la final de Copa última, pero el Barça ya iba por delante destacado en las apuestas. En Kiev, la previsión era parecida, el temor lo producía la posibilidad de que se cumpliese.
Todos recordábamos la primera parte del Liverpool frente a la Roma, y se nos aparecía Salah. “Este va a dar el golpe”, confiábamos. Y así empezó el partido. El Liverpool apretando al Madrid, empequeñecido en su propio mediocampo. El golpe de Salah que pensábamos se lo dio Ramos a él, dejó fuera de combate al egipcio y aquello dio un vuelco total. Mala suerte de los ingleses que se les lesionase su figura desequilibrante. Los blancos respiraron. Pero se necesitó un error increíble del portero para que Benzema, listo, marcara. Mané, rápido y atento, hizo temblar al Real. Salió Bale para marcar el gol de su vida y poco después Karius –¿pero de dónde ha salido este muchacho?– la pifia y la número 13 a la Cibeles.
Los blancos, orgullosos, satisfechos, incontestables. Nosotros, los de aquí, ¡qué suerte tienen! ¡los árbitros! ¡las lesiones! ¡los fallos de los porteros!... Todo es verdad, pero cuando un club profesional gana 4 de las últimas 5 ediciones de una competición de máxima exigencia como es la Champions no se puede atribuir solo a todas aquellas circunstancias. Es evidente que este Madrid ha sabido reunir un grupo en que el once titular es grande a nivel individual y Zidane ha encontrado la manera de resolver los defectos defensivos, amansar a la BBC, dejando a una de las B fuera del equipo inicial. Con ello, consiguieron mayor consistencia en medio campo y han tenido que contar con un grupo de dieciséis futbolistas top. Es decir, los titulares más Bale, Kovacic, Asensio, Lucas Vázquez, Nacho. Es la gran diferencia con nuestra plantilla. Tenemos un once titular de máximo nivel, pero cuando el técnico mira al banquillo a menudo le entran dudas. Y esto se nota más en las eliminatorias. Ahora hay calidad, pero sin equilibrio crea agujeros. Y se nos fue
Iniesta. Atención al asunto. Suerte y acierto. Ciao
Cuando un club gana 4 de 5 Champions no se puede atribuir a suerte o árbitros