Un guardián de las llaves de su destino
Alberto Gaitero busca asentarse en la élite del judo tras su gran rendimiento en categorías inferiores
El judo ha sido durante mucho tiempo un gran baluarte del deporte español. Sin embargo, el medallero olímpico se detuvo hace dieciocho años y existe el reto de volver a ponerlo en marcha. Para ello, deportistas consolidados como María Bernabéu o Julia Figueroa están viendo cómo se une a su generación otra de jóvenes valores de la cual forma parte Alberto Gaitero Martín (3 de julio de 1996). Subcampeón del mundo júnior en 2015 y bronce europeo en la misma categoría hace dos años, ya se ha colgado una plata y un bronce en -66 kg en los Grand Prix absolutos.
Por ello, Alberto ya piensa en asentarse con los mejores. “Quiero terminar el año en el top18 mundial. Incluso top15”, cuenta mientras lucha por ello. Ese top18 dará el pase a Tokio 2020 meses antes de los Juegos. “Se nota que hemos perdido plazas con respecto a Río, pero mi sueño es clasificarme para unos Juegos y quiero ir ya a Tokio y hacerlo bien”, afirma. Allí habrá competición también por equipos, aunque el reto prioritario de Alberto es estar a nivel individual.
Se inició en el judo cuando tenía cinco años en el pueblo vallisoletano de Laguna de Duero. Fue la vía de escape de su madre para calmar a aquel niño inquieto. Con los brazos abiertos le recibió su primer entrenador, Víctor Gómez, un pilar fundamental para Alberto, que fue quemando etapas. “En Bachillerato entrenaba bastante duro, sin ninguna ayuda. Salía del instituto, me iba a hacer trabajo físico, volvía a comer y después me marchaba a entrenar otra vez”, añade sobre la que considera la etapa más dura de su preparación.
Por ello no desaprovechó la oportunidad de marcharse a la Blume de Madrid, donde entrena y estudia al mismo tiempo Ingeniería Informática. “Aquí hay más gente y mejores instalaciones. Además, estudio en la UCAM, que me pone facilidades para compaginar los exámenes y el acceso a la información online”, agradece.
En la Blume también ha cambiado de entrenador para ponerse a las órdenes del subcampeón olímpico en Atlanta 1996 Ernesto Pérez Lobo. “Está muy implicado y trabaja mucho”, dice Alberto sobre él. Inician sus jornadas con preparación física y una sesión técnico-táctica antes de comer. “Solemos tener un par de técnicas que dominamos. Luego intentamos mejorar los puntos débiles técnicos”, explica sobre estas sesiones. Por la tarde toda descansar, estudiar, trabajar el aspecto mental con el psicólogo e incidir en la preparación física. Además, Gaitero cuida la alimentación con la ayuda de una nutricionista para mantenerse en su peso de competición.
Busca brillar entre los grandes
En definitiva, una preparación enfocada a rendir a gran nivel en la categoría absoluta. “Quizá fue en categoría júnior cuando decidí que me quería dedicar a este deporte al cien por cien”, dice. Le ha tocado trabajar más a todos los niveles, especialmente en la planificación de cada combate. “Suelo tener una estrategia con cada rival. El día anterior del campeonato sale el sorteo y ya sabes más o menos con quién te va a tocar”, confiesa. Prepara por igual la parte física, con Eduardo Carballeira, que la mental, con Pablo del Río. A esta le otorga un papel primordial. “A veces se gana solamente con la cabeza y estoy aprendiendo mucho en este aspecto”, afirma.
Ahora está incidiendo en la estrategia, tras las malas sensaciones con las que acabó el Mundial del año pasado y el Europeo de este 2018. “El Europeo fue un desastre total. Me encontré mal. Y en el Mundial cometí un fallo en una acción de suelo en el tercer combate”, dice con la lección aprendida. Por ello busca seguir mejorando para aportar éxitos a un judo español en el que también se están asentando con fuerza otros jóvenes como Fran Garrigós o Niko Sherazadishvili, entre otros. “Hay una muy buena generación”,
admite. Se está trabajando con ella. “Niko y yo contamos con la ayuda de la Beca Podium. Luego es la federación la que nos planea las salidas”, dice sobre cómo se seleccionan las competiciones en las que participa. La principal de este año será el Mundial de Bakú de finales de agosto. Pero tiene otra cita previa. “A finales de este mes tenemos los Juegos Mediterráneos”, recuerda. Estos se plantean como una buena oportunidad para buscar nuevos pasos en esa élite internacional.
Porque valora mucho sus éxitos en la etapa júnior, pero sobre todo la experiencia ganada y a la gente con la que ha compartido el camino hasta alcanzarlos. Y quiere seguir alcanzado metas entre los grandes. A base de llaves, Alberto aspira a ser el guardián que abra las puertas de su propio destino
Ha sido subcampeón del mundo y bronce europeo júnior en los últimos años
Está incidiendo en la estrategia tras sufrir en los últimos grandes campeonatos