El adiós de Robert, ni héroe ni villano
Tres años después, Robert deja su despacho con vistas al campo Tito Vilanova. Terminaba contrato el 30 de junio y no se le renueva para incorporar a Abidal y Planes en su puesto. El vicepresidente Mestre fue el encargado, junto a Segura y Grau, de darle la noticia a un Robert que se la olía. El secretario técnico se va dejando atrás profesionalidad, trabajo a destajo, los aciertos de Umtiti y Valverde y una honradez a carta cabal, algo importante en este negociado. Lo que ha pasado con Robert y el entorno del Barça es motivo de tesis doctoral. En el verano pasado, cuando escribí en su defensa, me cayeron chuzos de punta. Inútil él y desequilibrado yo por intentar entenderle. Torpe, decían, por no fichar a Verratti ni a Bellerín ni a Coutinho, se le escapó Ceballos, no supo intuir que Neymar se fugaría y cerró Dembélé a precio de caviar. Aguantó Robert, se nombró a Pep Segura y Albert Soler salió trasquilado hacia las secciones. Ahora que el club ha prescindido de él, sólo leo lamentos por lo injusto de su marcha. En un año, Robert ha pasado de villano a héroe. En 11 meses hemos surfeado del linchamiento mediático a convertirle en mártir. Critica, que algo queda