CR7 la fábula del lobo
¡Que viene el lobo, que viene el lobo! Valga, no al pie de la letra, la fábula del pastorcillo mentiroso y sus amenazas inventadas sobre la presencia del lobo feroz que se quería comer a sus ovejas para explicar o entender lo que le puede suceder en breve a Cristiano Ronaldo con el Real Madrid. O viceversa. Después de múltiples advertencias en formas de amenazas sobre su futuro, parece –ya no me creo nada hasta que se haga realidad- que se ha cansado de jugar y, finalmente, se va a marchar a un mundo exterior que intuye mejor.
Su ultimátum ha coincidido en el tiempo y en el contexto contractual (edad-ficha) con una firme decisión del club blanco que considera que el traspaso del portugués resulta una interesante operación económica para acometer otras de mayor calado
(Neymar o Mbappé).
A pesar de todo, miedo da escribir que Cristiano Ronaldo puede estar descontando sus horas como jugador del Real Madrid. ¿Por qué? Por todo. Porque se trata de un futbolista capaz también fuera del terreno de juego de dibujar el remate más inverosímil con tal de terminar imponiendo su volátil voluntad. Y lo mismo que es capaz de proclamar a los cuatro vientos inmediatamente después de ganar una Champions que quiere dejar el Real Madrid, puede unas semanas después poner la mejor de sus sonrisas y firmar, con gafas de sol de pasta, una renovaciónmejora ‘express’ de su contrato.
Por el otro lado, casi ya en el otro bando, están el Real Madrid y Florentino Pérez. El hombre que cuando se remanga y decide afrontar directamente una situación límite como la actual es capaz de cambiar voluntades en los minutos de prolongación. Como sucedió aquel último día de agosto de 2002 cuando se bloqueó el fichaje de Ronaldo Nazario yel presidente se quitó la chaqueta y la corbata y se levantó las mangas de su camisa para cerrar al límite del mercado el fichaje del hasta entonces jugador del Inter.
Parece que por el momento no es el caso. No sabemos si podrá pasar hoy o mañana, pero hasta la hora de escribir estas líneas quien manda en el club blanco se mantiene en la retaguardia y deja maniobrar a su hombre de confianza con mando en plaza,
José Ángel Sánchez. Él es quien ha recibido al representante del jugador, Jorge Mendes, otro con mando en plaza, y le ha dicho que sí, que venga, que no se hable más, que llegue con una oferta en firme de 100 millones y unos variables de regalo para acabar con la fábula del lobo y el pastorcillo y una relación laboral y deportiva que no tiene más pases. ¿Quién gana con el traspaso de
Cristiano? Pregunta sin respuesta posible. Nadie puede aventurar a día de hoy el rendimiento que el jugador ofrecería en los próximos años, de sus 33 a los 37. Fríamente, sin o con ese condicionante, se podría decir que ambas partes encuentran su recompensa. Empate técnico. El jugador porque se siente traicionado, no quiere seguir ni un día más en el Real Madrid, ni en España (la Hacienda Pública mucho tiene que ver en ello) y además parece haber encontrado un club que le paga 120 millones netos en cuatro años, aunque estén lejos de los 180 de Leo Messi que pretendía.
El Real Madrid porque se ahorra un plan de jubilación de 30 millones por temporada, tres le quedan, de un futbolista mayúsculo, único, superlativo, superior, supremo… pero que tiene 33 años. Con el traspaso, además de ingresar 100 millones, deja de pagar 120.
Después está el aspecto puramente futbolístico. Esas son tierras movedizas cuando se habla de un futbolista que es capaz de llegar a una media de 1,03 goles por partido a lo largo de sus nueve temporadas en el Real Madrid (450 tantos en 438 partidos con 120 pases de gol). No existe un goleador en el universo fútbol que ahora garantice esas estadísticas. Imposible encontrar en el mercado alguien tan prolífico como él