Balaguer también juega el Mundial
La familia de Robert Martínez vive con pasión su aventura en tierras rusas La capital de La Noguera se vuelca con la selección de los ‘Diablos Rojos’ Sus amigos se juntan en un restaurante para seguir los partidos de Bélgica
“¡Estarás contento, zalamero!”, le grita un albañil a un señor de 85 años mientras este pasea por Balaguer (Lleida) una calurosa tarde de julio. Este señor se llama Roberto Martínez y no puede contener una sonrisa de felicidad. No es para menos. Es el padre de Robert Martínez, el seleccionador de Bélgica, y hoy verá a su hijo dirigir desde el banquillo los cuartos de final de un Mundial ante la todopoderosa Brasil.
“Se lo merece todo, ha trabajado como el que más paso a paso hasta llegar ahí”, reflexiona Roberto. La familia Martínez vive desde la distancia y con orgullo indisimulado todo lo que ha hecho ‘Bob’ desde que hace 23 años, con 21, hiciera las maletas para abandonar Balaguer y poner rumbo al fútbol inglés. Se fue con sus compañeros Jesús Seba e Isidro Rodríguez (conocidos como ‘The Three Amigos’) para recalar en el Wigan, en tercera división. “Ahora es normal que los futbolistas se marchen, pero entonces nadie lo hacía, fueron unos pioneros”, explica su hermana Antonieta. “Cuando llegó nos contaba que lo que más le sorprendía era que muchos defensas tenían los dientes rotos”, dice entre risas.
Su carrera profesional transcurrió en Inglaterra hasta que la federación belga llamó a su puerta. “Robert no se mueve por dinero, sino que busca motivaciones nuevas y que le dejen trabajar a su manera”, cuenta su padre. El patriarca habla con devoción de Mr Whelan, el presidente del Wigan que adoptó a Robert “como a un hijo” y con el que consiguieron la mayor gloria de la historia del club con ’Bob’ en el banquillo: la FA Cup de 2013 ganada al Manchester City. “Es el partido más importante de su trayectoria hasta ahora”, rememora su sobrino Pau Prior, también entrenador.
La expectación mundialista en esta pequeña ciudad de 17.000 habitantes se ha disparado en los últi-
mos días. Diversos medios de comunicación de Bélgica y Brasil se han acercado hasta Balaguer para conocer los orígenes de Robert Martínez, que a los 16 años se marchó a Zaragoza para probar fortuna en la cantera del club maño.
“Sigue siendo el mismo de siempre, es afable y cercano, cuando viene aquí es uno más, no se da ninguna importancia”, valora Antonieta. Robert mantiene las mismas amistades y frecuenta lo mismos lugares en las dos o tres veces que regresa al año. El restaurante Parador, regentado por Antonio y Rafa y al que acude Robert cada vez que vuelve a Balaguer en busca de “sus caracoles”, es el punto de reunión de sus familiares y amigos para seguir los partidos de Bélgica. “El día de Japón eramos unos 70”, explica Antonio, que tiene el comedor adornado con banderas de Bélgica, del Wigan y del Everton, las dos últimas con una cariñosa dedicatoria de Robert.
El que peor lo pasó aquel día fue Roberto. “Mi hijo nos pide que disfrutemos del Mundial pero en mi vida lo había pasado tan mal. Cuando se pusieron 2-0 dije ‘adiós...’, se nos va toda la ilusión”. Con el tanto de la remontada se derrumbó. “Pensábamos que le había dado algo”, cuenta Antonieta, todavía con el susto en el cuerpo. La hermana de Robert reconoce que todo Balaguer está en vilo por el partido contra Brasil. “Los bares lo anuncian y quien más quien menos verá el partido, todos va con Bélgica menos un señor que es brasileño”, bromea.
“¡Moltes felicitats!”, les dedica un vecino mientras Roberto y Antonieta posan con la bandera de Bélgica en el puente de Sant Miquel exultantes de orgullo
ROBERTO MARTÍNEZ Mi hijo nos pide siempre que disfrutemos del Mundial pero nunca en mi vida lo he pasado tan mal como el día del partido contra Japón. Me desmoroné con el tercer gol.
ANTONIETA MARTÍNEZ
Robert sigue siendo el mismo de siempre, es afable y cercano con todo el mundo y no se da ninguna importancia. Todo Balaguer va con Bélgica en este Mundial.
PAU PRIOR (SOBRINO)
El de hoy seguramente sea el partido más importante de toda su carrera junto al día que ganó la FA Cup con el Wigan.