Tan cerca y tan lejos de la gloria
1- Uruguay, a las puertas de las semifinales que alcanzó en Sudáfrica 2010 2- Edinson Cavani no pudo pelear dentro del campo al estar lesionado
El país se vistió de celeste. Sí, bien celeste, como la casaca que viste Uruguay desde el 15 de agosto de 1910. Las oficinas públicas dieron descanso en un viernes laboral, la ilusión se hizo carne en todos, pero en 90 minutos de desvaneció. Al fin y al cabo esto es un juego, todos queremos ganar, pero a veces se pierde.
En la cancha una generación, que viene desde la fase clasificatoria para Sudáfrica 2010, hace 11 años, jugó acaso su última gran chance de ser campeón del Mundo, o al menos volver a repetir las semifinales de la Copa africana de hace ocho años.
Es difícil determinar si se trata o no de la mejor generación de la historia de Uruguay. Más si cabe teniendo en cuenta que hablamos de un equipo que ha ganado dos Mundiales (1930 y 1950). Pero si no lo es, como mínimo está cerca.
Suárez se ve en Qatar 2022
Para Luis Suárez, que debutó con la celeste en febrero del 2007 y ya pasó la barrera de los cien partidos internacionales, ¿existirá otra chance igual? En Qatar tendrá 35 años, y de aquí a allá, el mundo puede dar tantas vueltas que quién sabe en qué lugar nos encontrará. Hace un mes y medio en Barcelona, Luis me afirmó que no creía que este sería su último Mundial, pero a veces los deseos no coinciden con la realidad.
¿Y para Edinson Cavani? Trabajó sin descnaso durante toda la semana para estar al menos en el banquillo de suplentes. Tres horas antes del partido, en el hotel FIFA adjudicado a tales efectos, me crucé con toda su familia, hermano, madre, hermana, pareja, y a juzgar con las leves sonrisas en sus rostros estoy convencido que no sabían que el Edi hoy no estaría siquiera en el banquillo. Cavani lo vió sentado sin cambiarse, con la impotencia de no poder luchar dentro del campo.
Lo mismo vale para Fernando Muslera, con el récord de partidos jugados con la celeste en un Mundial. ¡Qué le importara ahora el récord, si se le coló ese tiro de Griezmann! ¿Y el capitán Diego Godín?. Lo vio tirado a Josema Giménez en el césped después del silbato final de Pitana, y como buen referente, fue a levantarlo. Cabeza alta, que esto es sólo un juego, aunque a veces el orgullo nacional parece ponerse en juego.
La gloria tocó a la puerta, pero se alejó otra vez. Se escapó, y no hubo manera de evitarlo. Como en Sudáfrica y en Brasil, faltó un lugarteniente para la batalla en la que todo estaba en juego. Aquellas veces, ante Holanda y Colombia, el ausente fue Luis Suárez. Este partido del Nizhny Novgorod, el medio hermano futbolístico de Luisito, el Edi, se quedó mirándolo de afuera. La sociedad huérfana otra vez, y a la lucha con una estrella menos. No pudo ser. Hay una generación que soñó con la gloria, la rozó, pero la vio partir. Quizás hoy jugaron su último gran partido en los Mundiales. Quizás no. Sea lo que fuere, cabeza alta, que sólo se perdió un partido. Se ganó el respeto
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