Brasil tenía peluqueros y sólo Tite como psicólogo
1- La canarinha seguía un plan para ganar el ‘hexa’ pero la baja del líder en el equilibrio la hundió 2- A Neymar le ha faltado equilibrio emocional 3-La seleçao sufrió el peso del recuerdo del 7-1 en el Mundial-2014
El crack del PSG no supo abstraerse de las críticas y lo contagió
Tite quiso un ambiente relajado, niños y mujeres en los entrenamientos
El miedo al fracaso estuvo presente aunque temían reflejarlo
La seleçao tenía organizado el recibimiento en Rio de Janeiro... por el ‘hexa’
Wagner Tenorio y Dailson Dos Reis ‘Nariko’ tenían libertad para moverse en la concentración de Brasil. Abrazos, saludos, selfies. Wagner es más imaginativo, a él le debemos las flechas, los números, las cenefas, todas aquellas estridencias que lucían algunos de los cracks en su cuero cabelludo, ‘Nariko’ es el peluquero al uso, el que cortó el pelo a Neymar y a Tite, el que trabajaba las vísperas de los partidos porque el estilismo en esta selección era importante. Dos peluqueros y sólo Tite como psicólogo. Dos peluqueros y sin palabra de Dios que escuchar. Del credo se ocupó la madre de Douglas Costa, la pastor Marlene Costa de Souza, que profesa la fe de los ‘Atletas de Cristo’. Se juntaban en la habitación de la mujer de Fernandinho y durante dos horas intentaba transmitir sólo a las familias que todo está en manos de Dios. Oraban las de Firmino, Gabriel Jesús, Willian, Fred, Ederson, Mirada, Renato Augusto y con ellos el ex piloto de Fórmula 1 Alex Dias Ribeiro, uno de los fundadores de esta iglesia.
Tite no quería evangelios en la concentración, bastante tuvo Dunga expulsando de la seleçao a un pastor que se había hecho dueño del alma de su Brasil.
El seleccionador quiso el control de la emotividad de un Brasil golpeado hace cuatro años con un 7-1 hiriente y difícil de superar. Imaginó el técnico una concentración relajada y orientada a que sus jugadores se sintieran libres de presión. Escogieron la ciudad de Sochi pese a que Brasil no disputaría en esta sede ningún partido - ni
fase previa ni por crucespero es la más brasileira de las ciudades rusa: playa, altas temperaturas, gente más abierta. Dispuso que desde el primer día las familias estuvieran cerca de los jugadores. 120 familiares formaban la ‘otra seleçao’, todos con permiso para seguir los entrenamientos - incluso los tácticos- y para compartir parte del tiempo libre con los suyos. Aparentemente, así todo parecía más relajado pero el control de las emociones fue a la postre más complicado.
Neymar es el que más ha sufrido en este Mundial. No supo desde el inicio abstraerse de las críticas, cayó en la trampa de cargarse de responsabilidad y el personaje devoró al futbolista.
Tite intentó librar a Neymar del peso del liderazgo pero el equipo necesitaba un foco en el terreno de juego, alguien a quien seguir y de forma natural eligieron a Neymar. Poco importa que los capitanes elegidos por Tite fueran defensas - Marcelo, Thiago Silva y Miranda-, Brasil respira creatividad y el ‘10’ era el que mejor les representaba.
Tanto se empeñó Tite en darle valor al equilibrio, que la baja de Casemiro, el futbolista que más ayudaba a ese engranaje entre el ‘jogo bonito’ y la seguridad defensiva, acabó pesando demasiado. Fernandinho jugó contra Bélgica con el peso del recuerdo del 7-1 y lo transmitió al grupo. Bélgica jugaba desinhibida, Brasil apelmazada, obsesionada con borrar ese recuerdo de la mente de todos los brasileños. No fueron capaces. Con 0-2 en el marcador, en los ojos de Marcelo, de Thiago Silva, de Fernandinho se leía el terror a volver a fracasar.Tite había trabajado el concepto grupal pero subestimó el peso de aquel 7-1.
La seleçao había organizado la llegada triunfal a Río de Janeiro con el ‘hexa’, tenía un plan diseñado, computerizados los jugadores, analizadas todas las selecciones. Pero Tite no pudo controlar que a una selección a la que solo le habían marcado un tanto le podía destrozar un auto-gol de Fernandinho, no porque pusiera por debajo a su selección en el marcador sino porque desataba todos los fantasmas del pasado