Mundial de Rusia 2018 España, marcada por la destitución de Lopetegui
Llegaba como gran favorita pero se fue antes de lo esperado Rubiales tuvo que enfrentarse a una complicada decisión En los momentos de dudas se notó su ausencia en el banquillo
España se marchó antes de tiempo del Mundial de Rusia, tal y como le ocurrió en el de Brasil. Tras una fase de clasificación impecable, la Roja venía como una de las grandes favoritas pero se topó con un hecho inesperado como la destitución de Julen Lopetegui, que sin duda marcó al combinado nacional.
La decisión de destituir al seleccionador nacional a solo tres días del debut mundialista, después de que el técnico fichara por el Madrid sin conocer la Real Federación Española de Fútbol las negociaciones, fue un condicionante imposible de superar. El presidente Luis Rubiales tomó una complicada pero comprensible decisión de despedir a Lopetegui tras como se sucedieron las cosas, una decisión no exenta de polémica. Tan importante como para que el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, se postulara del lado de su homónimo en la RFEF. “La decisión que tomó Rubiales fue valiente pero correcta”, afirmó.
Fernando Hierro, hasta entonces director deportivo de la Federación, fue la solución de emergencia para España y tomó las riendas de un equipo que no estaban tan de acuerdo con la decisión tomada por Rubiales pero que intentaron no enfocar su mente en eso. No obstante, tras dos años de preparación junto a Lopetegui, el “líder del equipo”, como afirmó Koke tras la eliminación de la Roja, el equipo fue perdiendo sus garantías conforme se avanzó la competición hasta caer ante Rusia en los penaltis, con una imagen muy alejada de la que se vio en toda la fase de clasificación del Mundial y, en gran medida, porque el autor intelectual del fútbol de la selección no estaba junto a sus jugadores por todo lo acontecido.
La llegada, el gran problema
Las dudas que generó el despido de Julen Lopetegui afectaron a Españadesdeelinicioaunquelasmayores evidencias fueran conforme pasaron los partidos. Ante Portugal, en el debut mundialista, España empató pero dio una gran imagen de fútbol, un canto a la esperanza para todo un país, una imagen que cambió pronto.
Las dudas en la delantera parecían disiparse con Diego Costa marcando de nuevo ante Irán, aunque con fortuna, pero la fiabilidad de España se vio afectada, más ante Marruecos. Sobre el césped un
equipo con control de balón pero sin peligro aparente. Con un Isco desesperado dándolo todo y unas versiones de Iniesta y Silva, los que tenían que ser líderes de la Roja, muy lejos de la realidad que se esperaba. Una España horizontal, previsible y con poca organización pero, gustara o no, en octavos de final. Eso sí, con una gran duda, más allá del juego: si David de Gea, uno de los mejores porteros del mundo, debía seguir defendiendo la meta tras sus errores y falta de confianza.
Fue contra Rusia la estocada. En octavos y por penaltis. España no pudo cambiar su imagen y Hierro, comprensiblemente, se vio sobrepasado. El truco de Marco Asensio de titular no dio resultado. La falta de profundidad y llegada de España no fue por los jugadores sobre el césped sino por la falta del guía que debía ordenarlos. El orgullo de Isco, Aspas o Rodrigo no fue suficiente. España se fue a casa antes de lo que se esperaba y todo marcado por lo mismo, por la ausencia de Julen Lopetegui, bien tomada o no por la Federación, pero que afectó en gran medida a la plantilla