La nueva apuesta
PARA LUIS ENRIQUE ES UN RETO. Ayer dio buena imagen en su primera comparecencia como seleccionador. Una cuestión es estar cada tres días delante de los micrófonos y otra ser el entrenador de la selección que permite un discurso más relajado. Luis Enrique contagió ilusión y claridad. No es un tipo que se ande por las ramas ni que afronte sus retos con complejas estrategias de comunicación. Es claro con todo el mundo. “Nos lo pasaremos bien”, dijo. Habrá que creerlo.
EN PRIMER LUGAR DEBERÁ demostrar que se puede mejorar lo que se ha logrado. La herencia inmediata es más fácil de superar que la de Del Bosque o Luis Aragonés. Aplicará metodología y será el entrenador. La selección no estará en manos de los futbolistas. Ayer ya dio alguna pista. Contará con los jóvenes. Sabe la ilusión que transmiten. Fue técnico del Barça B antes que del primer equipo. Albert Celades le ha pasado muy buenos informes de jugadores con futuro y Luis Enrique apostará por la evolución, que no revolución, como le gusta decir.
EL OBJETIVO PRINCIPAL de Luis Enrique es ganar. Ahora podrá ejercer de entrenador realmente. Es posible que en la última etapa del FC Barcelona no pudiera hacerlo con un Tridente con un poder muy marcado. Y esta selección necesita eso: un técnico que mande, futbolistas con ilusión y muchas de ganas de volver a lo más alto. Se viene de una etapa gris. Aunque la clasificación para el Mundial fue brillante, los dos últimos amistosos cortaron la racha y el forzado cambio de técnico no mejoró.
LA BAJA DE ALBERT CELADES en las selecciones inferiores es una pena, ya que es un entrenador notable. Con él, España jugó su mejor partido del Mundial, el de Portugal, que lo preparó él antes de que llegaran los ayudantes de un Hierro, buen profesional con muy buena voluntad, pero al que no le ayudó priorizar un entorno técnico sin excesiva experiencia en la elite