Mundo Deportivo

‘Chimy’, el otro héroe rosarino

El jugador del Huesca sueña con medirse el domingo por primera vez a Leo Messi

- Jaume Miserachs

Ezequiel ‘Chimy’ Ávila (24 años) es de la argentina Rosario, como Leo Messi. Mide 172 centímetro­s, apenas dos más que el ‘10’ del Barça. Llegó a Barcelona muy joven, como el mejor jugador de la historia, con apenas 16 años, para incorporar­se al fútbol formativo de un Espanyol dirigido por Mauricio Pochettino. Estuvo en la Ciudad Condal desde enero de 2010 hasta junio de ese año. La aventura ‘perica’ no fructificó y ‘Chimy’ regresó a su país.

Aquí finalizarí­an sus semejanzas con el crack blaugrana, con el que, eso sí, sueña compartir un día vestuario en la albicelest­e. No ha jugado nunca contra su ídolo, pero tiene claro que “lo que nunca haré será darle una patada porque entonces igual no me dejan jugar en la selección”, bromea.

De momento, este domingo se verán las caras en el Camp Nou, donde el Huesca del ‘comandante Chimy’ intentará prolongar el estado de felicidad en el que se halla instalado en su estreno en LaLiga Santander, tras el 1-3 de Ipurúa y el 2-2 de San Mamés.

Una igualada en la que el argentino, que cumple su segunda temporada en el equipo aragonés, tuvo un papel clave: anotó el empate final con una jugada estratosfé­rica, en la que tras elevar el balón con su diestra, la empalmó de volea y a la media vuelta con la zurda desde fuera del área para colarla como un obús en el marco de Unai Simón. Un tanto digno de Messi, por cierto.

Miembro de una familia de 10 hermanos, tuvo que pelear contra todo para salir adelante en el barrio rosarino de Empalme Graneros. Optó por el fútbol mientras a su alrededor veía de todo: “Para resumirlo, el ambiente de mi barrio era que hoy podría hacer esta entrevista o estar detenido”, confesó recienteme­nte al diario Marca. “Mis amigos vivían de noche y yo me levantaba a las seis de la mañana para ir a entrenar” a caballo y descalzo, según explicaba en la citada entrevista.

En las dificultad­es que tuvo que superar, en las durísimas condi- ciones en las que le tocó sobrevivir, forjó ese carácter que le hace afrontar siempre cualquier cir- cunstancia con la convicción de salir adelante. Ahora atraviesa el mejor momento de su carrera, con su esposa y dos hijas en Huesca, donde vive su segunda tempora- da, cedido por San Lorenzo de Al- magro, club que lo rescató de las “tinieblas”, como ha reconocido el propio Ezequiel.

Sus inicios en el Huesca fueron difíciles. Solo, en una ciudad des- conocida, se planteó volverse a Ar- gentina. Pero Rubi lo convenció. El técnico catalán, hoy en el Es- panyol, le instó a utilizar la razón y aparcar el corazón. La llegada de su mujer e hija desde Argentina ayudó a obrar la transforma­ción. El resto es, más o menos, historia conocida. Desde su papel en el his- tórico ascenso del Huesca hasta su golazo en San Mamés. Y de ahí, al Camp Nou, donde le espera otro rosarino, Leo Messi

Con el fútbol escapó de una infancia y un entorno duros y encontró la felicidad

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FOTO: EFE ‘Chimy’ Ávila marcó en San Mamés el mejor gol de la segunda jornada de LaLiga

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