Primero, el equipo. Siempre
Durante años el Barça ha protegido más a sus jugadores que al equipo y parece que eso está cambiando. Los jugadores también deben entender que el equipo es más importante que ellos
Hemos hablado aquí más de una vez de cómo en los últimos años el FC Barcelona, pensando más en sus jugadores que en el futuro del equipo, ha dejado pasar la opción de firmar a futbolistas de máximo nivel (Modric, Kroos, Asensio...) para no incomodar a las figuras de su plantilla. Un error que se ha pagado doblemente. Una permitiendo que el máximo rival, el Madrid, se aprovechara exitosamente de la pasividad y dos, realizando multimillonarias inversiones negativas en futbolistas suplentes, tan suplentes, que han pasado por el club sin pena ni gloria. Arda, Aleix, André Gomes, Alcácer, Digne, Mathieu, Douglas, Song...
El nivel de la mayoría de esas incorporaciones más que cuestionables ha provocado, además, un inmenso daño colateral: cerrar el paso a jugadores formados en la casa que de haber tenido minutos en el primer equipo hubieran acelerado su formación, su crecimiento. Algo que, en opinión de Messi, está cambiando esta temporada. Leo, textualmente, dijo en Catalunya Radio que el Barça volvía a confiar en la cantera. Prueba inequívoca de que había dejado de confiar en ella.
La cuestión es que volvemos a este asunto a raíz de las declaraciones de Luis Suárez en RAC1 confesando lo mucho que se arrepiente de, en vez de descansar, haber jugado el Leganés-Barça, tres días antes de la debacle de Roma en la
Champions League. Era la jornada 31 y el Barça empezaba el partido con 9 puntos de ventaja sobre el Atlético que, ese día, se enfrentaba al Madrid. Empataron y el Barça, con ‘hat trick’ de Messi ganó al Leganés. El título, que ya antes estaba decidido, quedaba sentenciado.
Suárez, egoísta como todos los jugadores (más de uno de los que jugó debió ser espectador), pensó en él antes que en el equipo. Y probablemente Luis le dijera a Valverde que estaba mejor de lo que estaba. Esto es algo que ha pasado toda la vida. Los futbolistas quieren jugar siempre y para conseguirlo, si hace falta, levantan la camisa a los técnicos. Mientras puedan tenerse en pie fuerzan la máquina. Y eso, es admirable desde el punto de vista del compromiso con la causa, pero acaba siendo perjudicial para el protagonista y para el colectivo. En ese partido y, como se vio tres días después en el Olímpico de Roma, y en los siguienteS.
Este año, con Lenglet, Malcom, Arturo
Vidal y Arthur en la plantilla y pudiendo contar desde el primer día con Coutinho y Dembélé, hay que tener la misma pasión pero más cabeza. El grupo, con el técnico al frente, debe tener claro que el rendimiento colectivo es lo más importante. Siempre. El equipo y los objetivos del equipo han de estar por encima de todo aunque eso implique alguna renuncia personal.
Descansar de vez en cuando es, por llamarlo de alguna manera, un sacrifico solidario que le viene bien a todo el mundo. Y lo que se les debe pedir, hasta exigir, a los futbolistas es una visión global de la temporada. No se trata, ahora que está de moda el tema, de llevar las cosas al extremo y prácticamente tatuarles a fuego el nuevo mensaje de le la campaña mundial de Nike que ha revolucionado las redes: “Believe in something, even if it means sacrificing everything” (“Cree en algo, incluso si eso significa sacrificarlo todo”). Pero eso sí, en lo que hay que creer siempre es en el equipo