Llega el temido tridente de alta montaña
En los tres días por tierras asturianas y leonesas se recorren un total de 524 kilómetros con un desnivel acumulado de 9.550 metros
La hora de la verdad. El momento en el que empiezan a definirse las posiciones de privilegio, en el que ya nadie puede esconderse en el pelotón y donde las prestaciones y las miserias de cada corredor salen a relucir ha llegado. A partir de hoy y hasta el domingo la Vuelta afronta el tríptico astur-leonés con tres llegadas en alto seguidas en La Camperona, Les Praeres y Lagos de Covandonga. Un desafío mayúsculo que Jesús Herrada (Cofidis) afronta con un margen de 3’22” sobre el británico Simon Yates (Mitchelton-Scott), de 3’23” sobre Alejandro Valverde y de 3’36” sobre Nairo Quintana, ambos de Movistar, y en el que los escaladores tienen que ganar protagonismo.
El kilometraje de las tres etapas es similar. Ninguna supera los 180 kilómetros, aunque de todas ellas probablemente sea la jornada 15ª, con el final en los Lagos de Covadonga, la que más respeto genere. Cada jornada tiene su miga y su dureza. Para empezar, hoy un día con tres puertos de 1ª: Alto de la Madera, Puerto de Tama y el Alto de Camperona para cerrar este aperitivo que a más de uno puede que se le atragante, con 8,3 kilómetros finales al 7,5%y con tramos de hasta el 19,5%. “Los dos últimos kilómetros son tremendamente duros, demoledores”, decía el ex ciclista profesional Joseba Beloki a ‘Ciclismo a fondo’.
Con las piernas doloridas, los supervivientes del pelotón afrontan mañana el segundo examen de alta montaña, con Les Praeres (4 km al 12,5% y tramos al 17%), La Colladona (5,3 km al 8,1% y pendiente máxima al 11,14%) y La Mozqueta (6,5 km al 8,7 y tramos al 10%). Otro exigente examen con la trampa inicial del Puerto de San Isidro (2ª) y tres cotas de 1ª como máximo desafío.
Pero, para desafío mayúsculo, la magia de los Lagos de Covadonga el domingo, la gran ascensión de esta Vuelta 2018 que como novedad presenta la doble ascensión al Mirador de Fito (1ª), antes de finalizar en las frías aguas de los Lagos de Covadonga (1ª) a 1.100 metros de altura. Una ascensión que ha servido para escribir épicas páginas de ciclismo en la historia de la ronda española y que probablemente vuelve a deparar el ciclismo que de verdad gusta a la afición, que pone a los aficionados en pie en sus casas frente al televisor.
Tres días decisivos de alta montaña que darán un nuevo rumbo a una Vuelta a la que todavía quedará mucha tela por cortar la semana que viene tras la jornada de descanso del lunes. Primero con la exigente contrarreloj en Santillana
del Mar de 32 kilómetros, antes de afrontar otras tres etapas decisivas en la suerte de la edición 2018 de la Vuelta, como la llegada al Balcón de Bizkaia (etapa 17ª) con seis puertos y más de 3.000 metros de desnivel, el final en el de la Rabassa (2.025 metros) (etapa 19ª), y la decisiva penúltima jornada en el Coll de la Gallina que será espectacular y decisiva. Y es que nadie dijo que esta Vuelta iba a ser fácil