GOLPE DE LÍDER
Un valiente Simon Yates se la jugó en la subida final al Coll de la Rabassa y sentenció media Vuelta Hoy se decide la general con una durísima etapa de 97 km en Andorra que acabará de ordenar el podio
Tuvo su gran oportunidad en el Giro de Italia 2018 y la dejó escapar porque se quedó sin fuerzas en la fatídica etapa de Bardonecchia, en la que llegó a perder 38’ respecto a Chris Froome (Sky), y no da la sensación que Simon Yates (Mitchleton-Scott) vaya a dejar que sea otro corredor el que se pasee por las calles de Madrid con el maillot rojo de líder que hasta ahora ha llevado en nueve de las 20 etapas que se llevan disputadas. Ayer, en la 19ª jornada de la Vuelta, de 154 km, entre Lleida y Naturlandia, el británico hizo bueno el dicho de que una buena defensa es el mejor ataque y sentó a sus principales rivales en la lucha por la general a falta de 10 kilómetros. Simon contó con la inestimable ayuda de Thibaut Pinot (FDJ) y Steven Kruijswijk (Lotto NL-Jumbo). El primero buscaba repetir la victoria en Lagos de Covadonga y el segundo recuperar el tiempo perdido que le había hecho caerse del podio. Y ambos lograron su objetivo.
La apuesta de Movistar fue fuerte. Impuso de salida un ritmo elevado, obligando a ir con el gancho a todos y estirando el pelotón, pero a la hora de la verdad se quedaron cortos de efectivos y les fallaron las fuerzas. Llegaron ahogados a la orilla. Anacona se vació en el inicio del puerto final en el Coll de la Rabassa, Quintana jugó a la goma y Valverde dio lo que pudo, entrando en meta a 1’11” del héroe del día y quedándose a 1’38” ya de Yates en la general, cuando sólo resta la brutal etapa con el epílogo del Coll de la Gallina.
Movistar, todo al azul
Ayer, la apuesta de Movistar fue clara. Firme, y de inicio se puso en cabeza del pelotón a tirar con todos sus hombres. El ritmo fue elevadísimo, a una media de 45,6 km/h, cuando la más alta que calculaba era de 39 km/h y eso que la carrera partía con 15 minutos de retraso de Lleida. Movistar lo tuvo todo bajo control, teniendo atada la fuga y provocando el susto del líder Yates cuando éste bajó al coche a por bidones y a punto estuvo de quedarse cortado. Justo a la entrada del Coll de la Rabassa, a 17 km de meta, con pendientes que iban del 6,6 al 13,8%, el estirado pelotón cazaba a los fugados Jonathan Castroviejo (Team Sky) y Benjamin Thomas (Groupama-FDJ). Tomaba Anacona el control del grupo de los elegidos, hasta que en un aviso de sus intenciones LottoNL-Jumbo pasó al ataque, con un George Bennett fantástico, y Nairo Quintana bien colocado.
Para sorpresa de todos atacaba Nairo a 13 km de meta. Bennett y Kruijswjk fueron los únicos que le siguieron, a los que un kilómetro más tarde llegó Thibaut Pinot (Groupama-FDJ). El margen en cabeza de carrera era de 10” respecto a Mitchelton-Scott, cuando a falta de 10 kilómetros y ante la mirada atónita del personal Simon Yates lanzó su ofensiva. El cambio de ritmo fue brutal. Llegó a la altura de los escapados en nada. Asumió el mando de la carrera y siguió dándolo todo, abriendo hueco. Por detrás, Carapaz intentaba subir a Valverde.
Pinot, el mejor aliado de Yates
A 8 km Quintana se descolgaba para ayudar a Alejandro, y a falta de 7 km la diferencia de los escapados respecto a el grupo de ‘El Bala’, donde también estaban López o Mas, era ya de 38”. Nairo pinchó. Después acusó el esfuerzo y la distancia no dejaba de crecer. Tras la última herradura Pinot miró atrás. Vio que no venía Kruijswjk y se puso a rueda de Yates para atacarle en pos de su segundo triunfo en esta Vuelta.
Gesta de Pinot, hachazo de Yates, y, por más que Valverde dijera que no se daba por vencido, se hace difícil pensar que pueda destronar al británico pese a la dureza que les espera. La Vuelta tiene, de nuevo, tintes británicos