Un capital derbi capitalino
Malos tiempos para la prosa. También para los pronósticos y las predicciones. La Liga ha comenzado tan pendenciera para los teóricos aspirantes al título que los que nos dedicamos a esto de escribir, hablar, informar y opinar nos quedamos con el culo, con perdón, al aire cada dos por tres para regocijo de los que nos leen y nos escuchan con ese desdén del que piensa que sabe tanto como nosotros o más. Que puede ser. Lo que hoy es blanco, mañana es azulgrana, rojiblanco, incoloro. O viceversa.
O lo que es lo mismo, cuando crees que Valverde acierta al realizar las rotaciones que se le pedían a gritos la temporada pasada, resulta que tiene que acabar recurriendo a su once tipo para intentar salir a flote. En el caso del Real Madrid, cuando insinúas que existe vida después de Cristiano porque le mete tres a la Roma con una buena dosis de fútbol y goles bien repartidos, resulta que el Espanyol le da un serio aviso y el Sevilla le voltea y le deja en pañales por no decir desnudo de arriba a abajo.
En el caso del Atlético, se observaba su horizonte con cierto aire de desengaño y preocupación extrema porque en tres jornadas estaba a cinco puntos de blancos y azulgranas y se podía poner a ocho y ahora resulta que está sólo a dos y si gana el derbi se pone por delante de su eterno rival. Y nunca mejor dicho. Porque
para los rojiblancos, el Real Madrid siempre ha sido su enemigo preferido y, por qué no decirlo, el más odiado.
Derbi. Y ya un tanto capital para jugarse la séptima jornada. No porque el que lo pierda se tenga que cortar las venas. Más bien porque los dos necesitan un buen puñado de autoestima y resarcirse de los vaivenes dados desde que comenzaron la temporada.
El Real Madrid intenta acoplarse al unísono al nuevo librillo táctico de Lopetegui, que tiene distintos conceptos que el de Zidane, y a la experiencia de vivir sin un hombre que marcaba 50 goles por temporada. Se trata de ser más agresivos en todo lo relativo el aspecto defensivo y de ser más coral y grupal en el ofensivo. En ello están, aún sin continuidad.
El Atlético no quiere perder un estilo que le ha revertido una buena rentabilidad en cuanto a resultados se refiere en los últimos años, pero al mismo tiempo, con la llegada de jugadores como Rodrigo y Lemar, pretende descubrir una variante del juego en la que el balón frontal desde la defensa a la delantera conviva con la salida del balón jugado y el juego directo se permita la licencia de pegar ocho o nueve pases seguidos, como en el segundo gol en Getafe.
Especialmente desde la llegada del ‘Cholo’ Simeone y, naturalmente, con esas dos finales de la Champions casi consecutivas (2014 y 2016) y la Supercopa de agosto, los derbis capitalinos han recuperado la fogosidad, pasión, excitación y exaltación del pasado. De esas décadas de los 60 y 70 del siglo XX cuando el Atleti era el gran enemigo del Madrid como siempre reconocía Di Stéfano. A Don Alfredo le motivaba mucho más ganar a los rojiblancos que al mismísimo Barcelona.
“Simplemente por no tenerles que aguantar una semana entera en los bares o en la mismísima calle. Si perdías con el Barça no pasaba nada, estaban muy lejos, pero los del Atleti siempre eran muy boludos (pesados) cuando nos ganaban. Eran partidos tirantes. Ellos salvaban muchas veces la temporada si nos ganaban”.
Preguntados los rojiblancos de aquella época, los Adelardo, Ufarte, Luis Aragonés…laconvivencia era parecida. “Sí es verdad que ganándolos salvábamos muchas veces la temporada, pero para nosotros era algo especial, era ganar al vecino rico que ganaba las Copas de Europa, pero nosotros aquí les dábamos guerra, mucha guerra”.
La historia ha visto 271 derbis madrileños, 220 sin contar los jugados en los Campeonatos Regionales antes de que comenzaran la Liga y la Copa. El Real Madrid ha ganado 109, el Atlético 56 y han empatado 55.
El de mañana tiene ‘chicha’. Se palpa. Se huele
Real Madrid y Atleti se enfrentan en un clima de inestabilidad impropio de sus potenciales