Tercer tiempo Gemma Sara Marín, el ejemplo para todos de una campeona del mundo
Sara Marín (Alicante, 1996) se proclamó campeona del mundo el pasado mes de julio en gimnasia rítmica. Ha ganado once veces el campeonato de España y en el 2016, en los Trisome Games, una competición deportiva que son los Juegos Olímpicos para personas con Síndrome de Down, logró cinco oros en las pruebas de cinta, mazas, aro, pelota y categoría general. Porque sí, Sara Marín tiene Síndrome de Down y su esfuerzo, su dedicación, su compromiso con el deporte es una inspiración para todos los que la conocen y un ejemplo de superación constante.
La historia de Sara Marín no se puede comprender, ni desligar, de la de su entrenadora en el Club Deportivo Algar de Elche, Titi Alberola, que la conoció cuando sólo tenía tres años: “Ella vino por primera vez al club acompañando a su hermana Lidia, dos años mayor que ella. Al principio comenzó a practicar deporte para mejorar su coordinación, la musculatura, el equilibrio, para poder desarrollarse mejor, pero nos dimos cuenta que se le daba bien y a los seis años ya comenzó a entrenar en gimnasia rítmica”. Titi Alberola no tenía ninguna experiencia previa con personas con discapacidad intelectual, pero se empeñó en hacerlo “porque suponía un gran reto, y uno bonito además. Yo no tenía ni idea y he ido aprendiendo sobre la marcha junto a ella porque estamos en un club privado y no es terapia, sino competición, y se entrenaba junto a otras gimnastas sin discapacidad”. Recuerda al principio la extrañeza de muchos, las trabas, el comportamiento de algunos padres que llevaban a sus hijos al club y decidían no inscribirse “porque pensaban que si si entrenaban junto a alguien con Síndrome de Down no iba a ser serio y no avanzarían. Ahora entreno a 21 gimnastas discapacitados, la más pequeña tiene 6 años y la mayor 42, en clases que pueden ser de 50 y trabajan todos juntos. Hemos evolucionado y la integración, la inclusión, es fundamental porque es beneficiosa para todos. Las gimnastas que no tienen ninguna discapacidad aprenden muchísimo de ellos, de su afán de superación, por ejemplo. Porque ya pueden tener fiebre o sentirse mal que no fallan y ahí están, entrenándose cuando toca”.
El primer campeonato de España
La edad mínima para competir en el campeonato de España de personas con discapacidad intelectual era de 15 años, pero Titi Alberola habló con la Federación y les convenció de que debían bajarla, que cuanto antes empezaran mejor. Y a los nueve años Sara Marín ya compitió por primera vez. Desde entonces ha ganado en once ocasiones, mientras que su hermana Lidia es ahora entrenadora también en el Club Deportivo Algar.
En el 2016 se celebraban en Florencia los Trisome Games, los primeros Juegos Olímpicos para personas con Síndrome de Down. Y comenzó la pelea para poder ir porque la gimnasia rítmica no está contemplada por la Federación Internacional, así que había que buscarse la vida para costear el viaje: “Nos pusimos en marcha llamando a todas las puertas, buscando patrocinadores en las redes sociales y la gente se volcó. Para ir a Florencia eran 800 euros más el precio de los pasajes de avión tanto para las gimnastas como el equipo técnico”. Sara volvió a España nada menos que con cinco oros.
“Sus puntos fuertes son el buen manejo de los aparatos, tiene una buena técnica. Los débiles tienen que ver con sus condiciones físicas, pero se esfuerza siempre muchísimo. Es muy disciplinada y sabe cuando falla, aunque gane. Ella sabe si no lo ha hecho bien y quiere mejorar”, explica Titi Alberola. Para preparar una competición Sara Marín se entrena de tres a cuatro horas diarias cinco días a la semana, mientras estudia ahora un módulo de marroquinería.
El reto mundial
En julio en Alemania se celebraba el Mundial de gimnasia rítmica en Bochum, Alemania, y otra vez a recaudar fondos para viajar hasta allí. Junto a Sara Marín estaban además María Díez y Sergio de la Iglesia, compañeros suyos en el club. El éxito fue rotundo, Sara se proclamó campeona del mundo y María fue tercera ganando dos medallas de oro y una de plata, mientras que Sergio realizó una exhibición con el objetivo de promocionar este deporte entre los chicos.
“¿Lo siguiente? Pues no lo sabemos porque como vamos a salto de mata y no hay nada federado improvisamos. Lo más cercano es el campeonato de España y luego en el 2021 los Trisome Games en Turquía, pero ya veremos para entonces, que todavía queda mucho”, cuenta Titi, que se siente especialmente orgullosa de haber creado desde el 2007 la Escuela de Integración en el club. “No ha sido nada fácil, hubo momentos en los que quería
Sara (Alicante, 1996), con Síndrome de Down, es campeona mundial de gimnasia rítmica
dejarlo porque el esfuerzo físico y sobre todo psicológico de entrenar a un grupo de 50, discapacitados y no, es brutal, pero me iba a casa, me pegaba la llorera y me decía ‘ahora no te vas a rendir ni de broma, vamos’ y al día siguiente de vuelta al tajo. Ellos te dan mucho también, te enseñan, son desinhibidos y siempre les digo que no tienen vergüenza, literalmente. No presumen, son muy nobles, muy generosos y se alegran siempre de los éxitos de los demás. Son felices. No tienen ninguna maldad”.
Sara, María, Sergio disfrutan del deporte y han demostrado ser competitivos, mientras que Titi Alberola, Lidia Marín y el Club Deportivo Algar se han convertido en un referente. Les llaman y consultan desde otros clubes en España para saber cómo trabajan. “Me dice Sara que te cuente que se lo pasa muy bien y que le encanta viajar y las habitaciones de los hoteles”, ríe Titi justo antes de empezar una nueva clase en la que todos aprenden. Y ese es, sin duda, el mayor éxito
Su historia de superación va paralela al trabajo con su entrenadora, Titi Alberola, desde los 3 años