Un Barça… más humano
Valverde continúa creando dudas y algunos jugadores-estrella, también
Hacía años que no se veía al Barça jugar cansado, y el domingo por la noche, en Valencia, los jugadores estaban agotados. Fue extraño que el entrenador no hiciera cambios hasta el minuto 83 (Dembélé por Coutinho) y87( Rafinha por Arthur).
Los jugadores terminaron exhaustos y pese a que todos confiaban en un gol triunfador en el minuto 90, no se pasó del empate. Antes, hace años, empatar en Mestalla era un buen resultado, ahora parece una debacle o una pérdida innecesaria de puntos, y esa sensación es del todo errónea, porque esta Liga parece que va a ser muy reñida.
El Barça parece haber regresado a la Tierra, ahora parece un equipo humano. Incluso Messi mira a las cámaras y sonríe.
El milagro de Mestalla sí que se produjo la tarde-noche del 30 de noviembre de 2014 -Liga 2014-2015- cuando Sergio Busquets marcó el 0-1 del triunfo en el minuto 94. Andoni Zubizarreta estaba en el palco de Mestalla y no pudo reaccionar de otra forma que levantándose gritando “¡Goooool!”. Aquel día el Barça jugaba con un equipaje de color fucsia y todas las estrellas blaugranas eran mucho más jóvenes. Una mirada al vídeo de aquel partido permite comprobar lo rápido que pasa el tiempo.
El entonces director técnico estaba sentado justo detrás del presidente del Valencia y de Josep Maria Bartomeu, que sí supo reprimir su alegría. La escena fue tan chocante que el presidente del Barça miró sorprendido a Zubi y vio también como un directivo del Valencia le recriminaba al vasco su acción. “Tú has jugado aquí… no está bien que cantes este gol”, le dijo enfadado.
A los pocos minutos, ya con el partido concluido, la situación se había serenado y el directivo estrechó la mano de Zubi y, el ex jugador, excelente persona, pidió disculpas, que le fueron aceptadas de buen grado. La escena se zanjó con un apretón de manos.
Repasando aquel gol de Busquets se ve con claridad que aquel día, el gol llegó tarde, pero también que los jugadores estaban enteros en el minuto 94. Cuatro temporadas después y con el partido de Wembley a cuestas, Messi y sus compañeros llegaron a Valencia más cansados de lo acostumbrado.
Más allá del resultado fue chocante ver el estado de forma de Gerard Piqué, en el centro de la defensa, y el mal momento de Suárez, en el eje de la delantera. Las críticas son evidentes y Piqué no las recibió o encajó como debería. Sus declaraciones –“los que me la tienen guardada que aprovechen y salgan de la cueva”- son un error impropio de un jugador que, además es capitán del equipo. Su mal momento no puede justificarse atacando a quienes le critican que pase por un profundo bache.
Pero lo que más preocupa es el semblante de Valverde. Parece como si el hombre no está contento, se le ve triste, apagado y gris. No es ese el papel o la presencia que debe exhibir el entrenador de un equipo como el Barça. Vaya bien o mal, el entrenador debe dar imagen de fortaleza y Valverde muestra un lenguaje corporal negativo, de perdedor.
La pasada semana en este mismo espacio se apuntaba que por primera vez en muchos años, los entrenadores del Barça y del Real Madrid estaban en la cuerda floja. El resultado del Madrid en el campo del Alavés ha puesto definitivamente a Julen Lopetegui en el disparadero. Valverde no está aún en ese punto, Wembley fue muy positivo, pero el cansancio ante el Valencia y su reacción tardía en los cambios permiten asegurar que, aunque Busquets hubiera marcado otro tanto en el último minuto del partido, su delicada situación sería la misma: Delicada, muy delicada
El Barça parece haber descendido a la Tierra, incluso Messi mira a las cámaras y sonríe