De la sartén de Cáceres al examen de Hawaii
Gómez Noya se concentró tres semanas en Extremadura para preparar el Ironman
Puede que una semana en Hawaii fuera más que suficiente para preparar bien el Ironman, pero Javier Gómez Noya quiso ir sobre seguro e invirtió dos semanas para entrenar su desembarco en la prueba reina del triatlón –4 km de natación, 180 km de ciclismo y 42,2 km de carrera a pie–, teniendo en cuenta las condiciones climáticas extremas de la competición y las doce horas de diferencia con España. Además, con anterioridad buscó un lugar que simulara las condiciones propias de Hawaii y pensó en Cáceres, en Extremadura.
La preparación en Cáceres fue “impecable”, explican a MD fuentes cercanas a Noya. Realizó los entrenamientos en solitario, aunque era habitual verlo correr con aficionados que se le unían. Desde que regresó de Sudáfrica a principios de septiembre, donde logró el bronce en el Mundial de Ironman 70.3, Noya se concentró tres semanas en Cáceres, al igual que en 2017, aunque otras veces lo hizo en Sudáfrica, Nueva Zelanda o Fuerteventura.
En Cáceres diseñó con su equipo –su entrenador Carlos David Prieto y el ex trialeta Óscar Vicente que le hace de fisioterapeuta– un plan de entrenamiento por y para Hawaii. A diferencia de cuando preparó la distancia olímpica, que todos los días entrenaba natación, ciclismo y carrera a pie, en Cáceres se centró en simular el ritmo de competición parasaberquéritmopodíallevaren las secciones de correr y pedalear, llegando un día a correr 2h45’. No hay que olvidar que éste era su debut en la prueba reina del triatlón, en un escenario hostil. En las tres semanas en Extremadura realizó unas 30 horas de entrenamiento a la semana entre los tres deportes, trabajando los detalles técnicos. Noya se centra mucho en la técnica, pero también invirtió horas en el gimnasio. Trabajó con las pesas para ganar fuerza en la bici.
Saber adaptarse al medio
Completado el trabajo en Cáceres puso rumbo a Hawaii, donde rápidamente se percató de las exigentes condiciones que iba a tener el día de la prueba, con el termómetro a 37ºC y la carrera a pie a las 12.00 horas locales. Trazó un plan para reconocer los recorridos, haciendo algún tramo a ritmo de competición. “Hay que llegar fresco y descansado al sábado. Esto es durísimo. Aquí corres media hora y llegas a casa como si hubieras salido de la ducha. La última semana tienes la sensación que entrenas poco y parece que engordas, pero es normal porque el cuerpo se está cargando”, apuntaba a la Cadena Cope. Unas dos semanas que puede que se le hicieran largas y que miró de amenizar con la compra de un ukelele que se compró y su sonoridad musical.
La noche antes del Ironman apenas durmió. El despertador le sonó a las tres de la mañana. Un sacrificio que habrá hecho con gusto si logra llegar al momento decisivo del Ironman con opciones de luchar por una victoria que ningún triatleta español ha logrado. Hasta la fecha sólo ha habido un atleta nacional en el podio. Fue Eneko Llanos, plata, en el 2008. Y ya han pasado 10 años.
Anoche, al cierre de esta edición, Gómez Noya era 17º tras completar los sectores de natación y ciclismo, a minuto y medio del podio
Tras la natación y el ciclismo, podía luchar por el triunfo en la madrugada de ayer