Más transparencia en el negocio

Un largo fin de semana sin fútbol, con ambiente otoñal, lluvioso y ventisco, da pie a la nostalgia y a buscar el interés en otros ámbitos informativos, ajenos al minuto y resultado. El fútbol genera movilizaciones masivas, pasiones inalterables, debates exagerados. Pero hay cuestiones que merecen una atención pausada porque pueden ser la raíz de daños colaterales que afectan precisamente a la pasión por el fútbol. Las masas son más susceptibles a la manipulación que los individuos. Me refiero a las sospechas cada vez más fundamentadas de los amaños del gran negocio de las apuestas que afectan a resultados de partidos intrascendentes como también a los grandes encuentros de Champions. La justicia francesa ha abierto un expediente sobre la posibilidad de trampa en el encuentro entre PSG y el Estrella Roja de Belgrado el 3 de octubre.

Es difícil seguir el hilo de los amaños en el tiempo real de la globalización. Pero es urgente localizar las pistas hasta encontrar a quienes se lucran con el engaño como instrumento de negocio. Otro abuso que afecta a la salud emocional de los millones de aficionados es la arbitrariedad a la hora de fijar los calendarios que responden a los intereses televisivos y no a las preferencias de la gran mayoría. Sería una gran idea prohibir encuentros a las diez de la noche en día laboral.

Otro punto negro del fútbol español es la confrontación abierta entre, calificada de odio, entre Javier Tebas y Luis Rubiales, presidentes de la Liga y de la RFEF respectivamente. Es algo más que un duelo dialéctico. Se trata de una lucha por el poder entre Rubiales, fruto de la meritocracia y de una cierta chulería innecesaria, y Tebas que gobierna la presidencia de la Liga con aires de ordeno y mando.

Tebas insiste en jugar en Miami el Girona-Barça llegando a decir de

Rubiales que no está capacitado para ejercer su cargo. ¿Quién está detrás de quién? Más transparencia y menos episodios de corte tabernario