Problema central
El Barça tiene un problema con los centrales y parece que no haya manera de librarse de él. En esta ocasión es evidente que ha sido una cuestión de mala suerte, con las lesiones de Umtiti y Vermaelen, pero me da la impresión de que esta demarcación nunca ha estado del todo resuelta en los últimos años. Y el motivo no es otro que la forma del jugar del Barça, que hace que un central de corte clásico lo tenga difícil aquí, por muy bueno que sea. Centrales internacionales de las mejores selecciones (no voy a poner nombres para que nadie se sienta señalado) en el Barça naufragarían, no tengo ninguna duda. Y eso no significa que sean malos.
La clave de este problema, que es una de las contrapartidas a los grandes beneficios de nuestra forma de jugar, que tantos éxitos nos ha dado, está en la necesidad, casi un precepto religioso, de garantizar una buena salida de balón. El central debe ser, en el Barça, el encargado de superar la primera línea de presión con sus pases y de hacer que el balón llegue en buenas condiciones a la zona donde los medios buscarán la manera de generar espacios en las filas rivales.
Es posible encontrar buenos centrales que cumplan con el requisito de una buena salida de balón. Pero los candidatos chocan entonces con otro requisito, tal vez más complicado: es imprescindible un central rápido, capaz de rectificar y de correr con grandes espacios a su espalda. Y es ahí donde la inmensa mayoría de grandes centrales encuentran la gran dificultad.
El Barça, para aplicar correctamente su estilo de juego, necesita jugar con las líneas muy juntas y presionar arriba para conseguir robar balones cerca del área rival. Estas dos premisas juntas implican la existencia de mucho espacio entre el portero y la defensa. La mayoría de grandes defensas europeas, pongamos por caso las de los campeones históricos italianos, se distinguen precisamente por no dejar espacios cerca de su portería. Sus centrales suelen jugar muy cerca del área, sin la necesidad de recuperar y correr para corregir errores. Esto hace que sea complicado, por no decir imposible, para la mayoría de ellos jugar en el Barça. Algo parecido les pasa a algunos grandes porteros.
En la época del Dream Team, nosotros tuvimos a Koeman, que tenía una de las mejores salidas de balón de la historia, bajo mi criterio, pero tuvimos que ponerle al lado a dos marcadores rápidos como Ferrer y Sergi. Más tarde el Barça tuvo a Puyol o Mascherano, ambos reconvertidos como centrales, que triunfaron como correctores al lado de Piqué, pura escuela Barça sacando el balón.
Ahora se habla mucho de que el Barça tiene un central diestro y tres zurdos. Ese es un hándicap, desde luego, pero sobre todo el problema es de mecanismos. Tras el fin del tándem Piqué-Mascherano no ha habido una pareja de centrales que se consolide realmente.
Ser central en el Barça es una de las misiones más complicadas, por nuestro estilo
Sí es cierto que está Umtiti, pero se lesionó el año pasado y ahora otra vez. El Barça necesita tener una pareja de centrales consolidada, con mecanismos establecidos: Puede ser Piqué-Umtiti, pero después necesita relevos de garantías y ha tenido la desgracia de que le coincidan dos lesiones a la vez.
Trabajo para la dirección deportiva, porque en la situación actual, con dos centrales lesionados, pienso que es una obviedad que hay que fichar uno. No voy a dar nombres, para no meterme donde no me llaman, pero sí diré que el nombre que más sale, De Ligt, da el perfil perfectamente