El Camp Nou se enamora de Arthur
La afición jaleó sus buenas acciones y pitó que Valverde le sustituyese por Vidal
Arthur Melo (22 años) le ha entrado por los ojos a los barcelonistas. Tras ver cuatro vídeos en Youtube del brasileño cuando trascendió que el Barça quería ficharlo todo el mundo coincidía en que tenía gestos y posturas que recordaban a Xavi Hernández, el producto de la cantera azulgrana que mejor representa la apuesta del club por el juego de posición y de posesión. Pero de posturas no se vive y esas referencias ‘xavianas’ (disculpen el vocablo) había que ratificarlas a partido abierto, en 90 minutos. Y Arthur lo está haciendo.
El brasileño jugó ante el Inter muy bien. Ante un rival presionante y duro mostró sus mejores virtudes. Controló el balón, salió bien de las presiones rivales en combinación y también con giros sobre sí mismo (en esto, efectivamente, recuerda mucho a Xavi), condujo con acierto y sólo se le contabilizaron un par de pérdidas de cierto compromiso al inicio de la segunda parte, pero se rehizo con suficiencia.
Pasó bien en largo y en corto y los compañeros le buscaron porque saben que el brasileño mete el balón en su caja fuerte y es muy difícil que los rivales la abran.
Por ponerle alguna pega, a Arthur quizás le está faltando un poco de atrevimiento a la hora de acercarse al área. Se siente tan cómodo en la combinación y la posesión que no acaba de lanzarse a acabar las jugadas. Todo lo contrario d e lo que le sucede a su compatriota Coutinho, un rompedor de líneas compulsivo y a veces algo irreflexivo.
Pese al gran partido de Arthur, Valverde decidió sustituirlo. Ese
El técnico justificó en la sala de prensa el cambio del brasileño por una sobrecarga
movimiento no gustó nada al Camp Nou, que asistió disgustado a que el árbitro asistente alzase el cartelón de los cambios con el dorsal 8 dibujado en él. Su reacción fue una protesta en forma de pitada en dirección a Valverde. Seguro que tampoco gustó que su sustituto fuese Arturo Vidal, que venía de dejar en redes sociales un par de mensajes de queja por jugar poco. Posteriormente, el entrenador confesó en la sala de prensa que el brasileño “tenía una pequeña sobrecarga y no quería arriesgar”. Pero eso sólo lo sabían él, el jugador y el doctor Pruna. Por eso pitó el Estadi