Setién, Valverde y el último chiste
Joaquín y Quique Setién son dos tipos que están fuera del cliché convencional y hacen causa de ello. El jugador del Puerto de Santa María porque a sus 37 años juega tal como vive, desdramatizando el fútbol y exteriorizando que el humor da sentido a su trayectoria vital. La ovación del Camp Nou premió su gol, su larga vocación ofensiva y la romántica apuesta del Betis en el Camp Nou y, ya en Sevilla, complació a la petición popular explicando un chiste de su infinito repertorio para cerrar un día inolvidable. Lo demoledor en Joaquín es que se parte con sus propias gracias. Como Setién, que aboga por ser reincidente en una línea de la que no reniega por mucho que haya conocido la amargura del despido o se haya visto con un pie fuera en las vísperas del 3-4. Antes de visitar el Camp Nou, los béticos solo habían marcado 8 goles en 11 partidos, uno lejos del Villamarín. Heliópolis habrá olvidado hoy los pitos al equipo y a su técnico. Quique, ‘cruyffista’ irredento, lleva al extremo la doctrina que el ‘flaco’ impartió en el Barça y la pone en práctica sin ningún complejo, aunque con ciertas diferencias.
PERO UNA COSA ES ENTRENAR AL Las Palmas o luchar por los objetivos del Betis y otra al Barça, donde el pacto entre el aficionado y el equipo está en hacer compatible el juego vistoso con resultados y títulos. Quique mandó marcaje individual, jugó a la contra y tuvo el coraje de salir a embestir al líder a cada golpe que recibía. En el primer gol Roberto hizo la estatua ante Júnior ,elde Joaquín fue en segunda jugada y los dos últimos tuvieron a Ter Stegen como cómplice involuntario. Un gran plan, pero no una lección a Valverde que sigue con el irrenunciable 4-3-3 pero al que su obsesión por no dar descanso a Busi y Rakitic le traicionó pudiendo salir con Vidal. A toro pasado, quedó ventajista acordarse de Dembélé, el último chiste en un Camp Nou a oscuras. Solo hay un par de cracks por equipo a los que se les perdonarían sus fechorías y el inestable Ousmane no está aún entre los que se lo merecen en el Barça. Es un asiduo a los retrasos y a las excusas, como ha dicho Deschamps