El cielo está enladrillado
Hemos preguntado dónde toca picar piedra a la puerta de su despacho, sobre qué hay de cierto en lo publicado respecto a las cláusulas adicionales en los contratos de Dembélé yde Coutinho. Como era de esperar, la respuesta es que no hay repuesta. Mejor dicho. La hay, pero como si no la hubiera: “Por cuestiones de confidencialidad no se confirma ni se desmiente nada. Simplemente no se comentan estos asuntos”.
Asunto 1: ‘Die Welt’, diario conservador con sede en Berlín y más de 200.000 ejemplares diarios, publicó esta semana que si el Barça vende a Ousmane Dembélé antes de que finalice su primer contrato (2022), los variables pactados con el Borussia Dortmund se convertirán en fijos y el delantero francés acabará costando 105 fijos más los 40 condicionados. Total: 145. La explicación que, oficiosamente, nos apuntan desde el FC Barcelona es que los alemanes quisieron protegerse ante una eventual revalorización del futbolista y exigieron ser parte de ese negocio. La versión oficial, como hemos apuntado de entrada, es que no hay versión oficial.
Asunto 2: El amigo e hijo de amigo Sique Rodríguez contó en la SER que el Barça, a razón del fichaje de Coutinho, no podrá volver a fichar ningún jugador del Liverpool hasta 2021. ¿La razón? Los ingleses han visto cómo Mascherano, Suárez y Coutinho se iban de mala manera de Anfield para acabar en el Camp Nou y no quieren más líos con su depredador principal. Desde Inglaterra, y después de conocerse la noticia de Sique, ampliaron el tema detallando una excepción: el Barça podría fichar pagando un sobreprecio de 100 millones. Una locura.
La confidencialidad en la que se ampara el Barça para mantenernos en la duda -a nosotros y a sus respetables socios- invita a deducir, por supuesto confidencialmente, que los ejecutivos del Barça son amateurs comparados con los del Dortmund y los del Liverpool. Un Óscar para el CEO del Dortmund y otro para el CEO del Liverpool. Al de aquí, la calificación correspondiente debe dársela el presidente Bartomeu a quien, lógicamente, suponemos enterado de estos detalles (no confirmados pero tampoco desmentidos) que dejar adivinar la posición de debilidad/necesidad con la que el Barcelona, tras la huida de Neymar al PSG, salió al mercado con 222 millones en la punta del garabato.
Estos 222 millones, para hacernos una idea de lo que representa el gasto y las condiciones que el Barcelona no quiere explicar por razones confidenciales, representa 5 veces más, 5, que lo gastado (45) por Joan Gaspart una tarde del año 2000 en la que decidió acercarse a Londres con lo que había cobrado del Madrid por Luis Figo. Fue para gastárselo todo y más fichando a Marc Overmars y Emmanuel Petit. Y se lo gastó