¡SUSPENDIDO!
El River-Boca se jugará hoy a las 21.00 a causa del ataque de ultras del club millonario al bus xeneize Los jugadores boquenses Pablo Pérez y Gonzalo Lamardo, al hospital con heridas leves en los ojos
Después de tres reuniones y pese a las presiones de la FIFA la vuelta se jugará hoy
La final de finales, el River-Boca, partido de vuelta de la final de la Copa Libertadores, se jugará finalmente hoy a las 21.00 hora española tras los graves incidentes en los que el autocar del equipo xeneize fue apedreado ayer por ultras de River y los jugadores auriazules, afectados por los gases lacrimógenos lanzados por la policía. Un nuevo escándalo sacudió así el Superclásico argentino y, entre la polémica sobre si debía suspenderse o jugarse, y las presiones de la FIFA para que se disputase, después de que se retrasara dos veces su inicio, se aplazó a hoy.
Fue Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol, quien confirmó la suspensión y que el River-Boca se jugará hoy, si no lo impiden nuevos incidentes. Hay que recordar que el sábado 10 de noviembre la ida ya fue aplazada al domingo 11 a causa de la lluvia. 2-2, el resultado. Pero lo de ayer no fue cosa de la meteorología, sino de la violencia, para vergüenza del fútbol argentino.
Tras el ataque al autocar de Boca cuando el equipo se dirigía al estadio Monumental y mientras los jugadores auriazules eran atendidos en el vestuario, se produjeron tres reuniones entre directivos de ambos clubs y la Conmebol para tomar una decisión. Entre tanto, Pablo Pérez (capitán de Boca) y el medio Gonzalo Lamardo habían sido trasladados a un hospital debido a heridas leves en los ojos. Pérez sufría una úlcera y trascendió que no podría jugar, aunque regresó como su compañero al estadio.
Tanto Daniel Angelici, presidente de Boca, como, en ausencia de Pablo Pérez, dos de los pesos pesados del vestuario, Carlos Tevez y Fernando Gago, dejaron claro que el equipo xeneize no estaba en condiciones de disputar el partido. Sin embargo de momento la Conmebol se limitó a retrasar por dos veces el pitido inicial, desestimando la suspensión, porque su comisión médica aseguró no poder constatar las lesiones de Pérez y Lamardo. Pero el jefe médico de Boca, Jorge Batista, confirmó las lesiones en los ojos de ambos jugadores con los exámenes en el Sanatorio Otamendi.
Mas de 60.000 espectadores llenaban el Monumental desde hacía horas, lo que, pensando en su desalojo, complicaba más la situación. En el propio Monumental se encontraba Gianni Infantino, presidente de la FIFA, quien presionó para que el partido de vuelta de la final de la Libertadores se jugara.
En cuanto a River, su entrenador, Marcelo Gallardo, dejó claro que no deseaba jugar si Boca no estaba en condiciones. “Un equipo no puede jugar y el otro no quiere ganar en estas condiciones. Es fútbol y no una guerra. Se llegó a la decisión tras un acuerdo entre los clubs”, dijo Domínguez al hacer público que el partido será hoy esperando que el fútbol sea el protagonista