Mundo Deportivo

“TODO ESTO VA MUY RAPIDO”

- Lluís Carles Pérez / Barcelona

Como ocurrió antes con David Barrufet, Víctor Tomàs o Gonzalo Pérez de Vargas, Aleix Gómez es el nuevo diamante del balonmano azulgrana, todos ellos jugadores que desde jovencitos se les adivina un futuro de aplausos en el Palau. Nacido hace 21 años, el Barça le fichó siendo infantil del OAR Gràcia Sabadell. Debutó con 17 en el primer equipo, la temporada pasada se destapó y este curso ya es el habitual extremo derecho titular en detrimento de Tomàs, el primero en reconocer su valía. Ambos forman un dúo excelente en un Barça que corre más que nunca en busca de su ‘Décima’ Copa de Europa.

¿Cómo está gestionand­o la situación?

Al principio me hacía un poco de cosa, pero no tengo ninguna queja. Víctor en ningún momento me ha puesto una mala cara ni entrenando ni en los partidos. Al revés, me felicita y me da consejos. Si él fuese cabrón, no me diría nada porque parece contraprod­ucente para él. Siempre me ayuda buscando lo mejor para el equipo. Estoy muy agradecido de la relación que tengo con él.

¿Quién es para usted Víctor Tomàs?

Me ha ayudado y apoyado mucho desde el principio. Compartir posición con él, por lo que representa en el club y el balonmano, me ha ido muy bien. Sabes que tienes a alguien que siempre te ayudará. Es un espejo.

¿Cómo le suena eso de ser la nueva perla de la cantera?

A algo muy grande. Parece que llegué al Barça hace dos días y ya han pasado ocho años. Lo veía todo muy lejano. Todo me ha venido muy rápido, pero lo llevo bien. Si sigo así, las cosas tienen que salir bien.

¿Cómo era usted de niño?

Era un poco travieso, muy competitiv­o y no me gustaba demasiado estudiar. En el patio jugábamos a fútbol, yo era un capitán y siempre acababa pegándome con el otro porque los dos éramos muy competitiv­os. Lo típico entre niños: te pegas y tan amigos al cabo de cinco minutos. Entonces llevaba gafas y mis padres estaban hasta las narices porque se me rompían cada dos por tres, por riñas o pelotazos en la cara, y tenía que cambiarlas. Al final hicimos un seguro para las gafas. Tenía un ojo vago, vista cansada y miopía, pero era poca cosa y se me curó.

¿Y ahora cómo se definiría?

Alegre y sigo siendo muy competitiv­o. De niño mis padres me metían broncas porque me enrabietab­a con todo el mundo cuando no me salían las cosas. Eso lo he sabido controlar, pero sigo teniendo el gen de querer ganar al juego que sea, aunque sea a las cartas con mi novia y los amigos.

Si se juega como se entrena, sacarán la lengua cada día ¿no?

Este año estamos corriendo mucho. Nos cansamos bastante en cada entrenamie­nto, pero te acostumbra­s. En pretempora­da corrimos más que otros años y llega un momento que asumes este ritmo como normal.

¿Esperaba que el equipo jugase tan bien tan pronto?

No, pero tampoco soy de calentarme la cabeza y esperar esto o lo otro. Yo voy y, si sale bien, perfecto. El sistema ha cambiado porque corremos más, pero lo básico es el buen ambiente del vestuario, la confianza entre todos. Si fallas nadie te mirará mal, al revés.

¿Perdieron un poco el respeto de los rivales la temporada pasada?

Sí, pero lo estamos recuperand­o. Es de aquellas cosas que cuesta mucho tenerlas, pero es muy fácil perderlas.

¿Existe el convencimi­ento en el vestuario de que este año puede caer la ‘Décima’ Copa de Europa?

El objetivo es ganar la Champions y todos estamos con mucha ilusión. Sabemos que estamos haciendo muy bien las cosas, hemos visto otros partidos y, desde dentro, nos creemos que este año nos tenemos que llevar la Champions.

Son líderes jugando y ganando con autoridad en el grupo más fuerte jamás visto en Champions.

Eso te alivia, te da mucha confianza y seguridad. Cuando las cosas te salen bien, los entrenamie­ntos son mejores, la relación aún es mejor, hay más bromas. El trabajo desde agosto es espectacul­ar. Tenemos que seguir igual. Victorias en partidos difíciles contra el Vardar y el Kielce nos dan una gran seguridad y satisfacci­ón. Lo comparo con aprobar un examen cuando has estudiado mucho: has hecho bien las cosas y te han salido.

¿Esa valentía suya es innata?

He ido mejorando y me han ayudado porque al principio a mí me daba todo un poco igual. Yo ahora cuando entro en la pista es como si me quitase la presión, no pienso si estoy lanzando contra el mejor portero del mundo o una leyenda. Yo sé hacer esto y voy a intentar hacerlo lo mejor posible. En realidad, lo del balonmano lo puedes trasladar a la vida misma. Al abrir un negocio, si no lo tiras adelante pierdes la opción. Si no lo intentas, no fallarás. Si lo intentas, puedes fallar pero fallando al final lo aprenderás.

Xavi Pascual es protector con los jóvenes, pero usted, Dika Mem o Ludovic Fàbregas queman etapas a pasos acelerados.

Tengo muy buena relación con él y me está dando mucha confianza. Por edad no acabas de tener cosas que dan la experienci­a, pero eso tampoco quiere decir nada. Aquí todos los jugadores somos valientes.

¿Su mayor margen de mejora?

Físicament­e podría mejorar porque no juego mucho con el contacto, juego más con las distancias, robar balones, pero de cuando en cuando se tiene que dar alguna hostia. Y en controlar a veces mejor el tempo del partido.

¿En qué sueña en el balonmano?

Me gustaría ser uno de los mejores jugadores en mi posición. Yo estoy muy contento aquí y ojalá pueda estar muchos años en el Barça, ser una figura como Víctor Tomàs y ganar muchas Champions. No tengo un sueño concreto en particular, pero sí llegar lo más lejos posible. Una de mis virtudes es que me lo paso bien

jugando, eso es lo principal. Ahora mi sueño es seguir pasándomel­o bien siempre y llegar lo más lejos posible.

¿Su gran temporada tendrá en enero la recompensa del Mundial?

Veo a dos jugadores espectacul­ares, Ferran Solé y David Balaguer. Son de los mejores extremos derechos del mundo y, si no me llaman, no me ofuscaré. Ellos son muy buenos, con más experienci­a que yo. Yo seguiré trabajando y las cosas ya llegarán.

¿Y los Juegos de Tokio’2020?

Me encantaría ir, nunca he ido a unos Juegos, un sueño para cualquier deportista. Yo lo veo difícil porque tengo mucha rivalidad en el puesto, pero no es imposible.

¿A veces debe pellizcars­e para creerse lo que le está pasando?

Sinceramen­te, no le doy muchas vueltas. Yo sigo siendo el mismo de siempre y realmente no me paro a pensar dónde estoy. Yo vengo y hago.

¿Qué otros deportes sigue?

No miro nada. Me gusta jugar a todo, pero no me gusta ver deporte.

¿Y qué tal los estudios?

Estoy en segundo de INEF, pero me lo estoy tomando con mucha calma

 ?? FOTOS: PERE PUNTÍ ?? Aleix Gómez, de 21 años, es el último diamante de la cantera del Barça, el sustituto natural de Víctor Tomàs. Comparte el extremo derecho con el capitán y su progresión le ha llevado ya esta temporada a tener más minutos y ser el titular habitual. Oro europeo (2016) y mundial (2017) júnior, ya está en la órbita de la selección absoluta
FOTOS: PERE PUNTÍ Aleix Gómez, de 21 años, es el último diamante de la cantera del Barça, el sustituto natural de Víctor Tomàs. Comparte el extremo derecho con el capitán y su progresión le ha llevado ya esta temporada a tener más minutos y ser el titular habitual. Oro europeo (2016) y mundial (2017) júnior, ya está en la órbita de la selección absoluta
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