El capricho de Évole
La entrevista de Jordi Evole a Andrés Iniesta no marcó las diferencias televisivas
Otra visita a Iniesta en Japón. Esta vez la de Salvados. Después de la que le hizo Jesús Calleja , la de Évole es delicatessen. No sólo a nivel de calidad televisiva, sino de preparación del programa y estructura. Pero aún así, con la entrevista Évole no marcó las diferencias. Évole fue el periodista elegido por Iniesta para presentar su gala de despedida en el Camp Nou y el periodista ha reconocido que el futbolista es su ídolo. Évole intentó justificarse sobre las dificultades que esto suponía a la hora de llevar a cabo una entrevista incisiva. Sin duda, lo notamos. El periodista ya avanzó una frase periodística, “O me entrevistas o me quieres”, que le sirvió para curarse en salud. Más que la capacidad de incomodar (que no necesariamente es prioritaria) lo que notamos fue un exceso de prudencia a la hora de profundizar en ciertos temas. Y esto, en Évole, es raro.
Vimos otra entrevista más a Andrés Iniesta. Una más que te venden como la definitiva. Otra en la que le preguntan por la depresión como si fuera la primera vez que el jugador lo explica y una más que te aseguran que ha dicho lo que nunca antes había explicado. Pero hemos visto hasta a Pablo Motos y Risto Mejide darle más vueltas al asunto que un buitre sobre su presa. Pero esto es secundario si tenemos en cuenta que Évole sí consiguió sacar algunos temas más espinosos y se quedó, no con pocas respuestas, sino sin insistir. Consiguió que Iniesta cargara contra Fernando Hierro por la debacle del Mundial, pero pasó de puntillas por el conflicto Florentino-LopeteguiRubiales y lo que pensaba del asunto. Tampoco conseguimos saber nada de lo que sucedió en el vestuario del Barça el 1 de octubre. Un misterio en el que Évole hurgó poquísimo. Es más, no le preguntó ni qué quería hacer él ese día, si jugar o no hacerlo. O, como capitán, qué querían hacer los jugadores. Dijo el periodista antes de preguntarle: “No nos hemos enterado ni de la mitad de lo que pasó ese día”. Y seguimos así. Évole quién te ha visto y quién te ve. Un Salvados que no fue un Salvados, sino más bien un capricho televisivo. “O me entrevistas o me quieres” decía la frase. Sin duda, le quiere